Sencillez

Mother María Elena Martínez is a nun, born in Mexico City, where she still resides today. She has had a consecrated life for more than 30 years. She is currently a member of a community called María Madre del Amor which is dedicated to evangelization through Emmaus retreats in parishes and prisons and Sicar retreats for young people.
La palabra sencillez proviene del latín “simplex”, que significa “único, simple o de un solo pliegue”. Las personas sencillas son únicas, sin adornos ni artificios, y no necesitan exhibir posesiones ni cualidades. Porque no hay ostentación ni duplicidad en ellos, están libres de deseos materiales y emocionales, y son capaces de vivir una vida “descomplicada.” Vivir de esta forma les facilita reconocer lo que es verdaderamente importante entre todas las cosas que tienen pendientes de su tiempo.
Las personas que viven con sencillez a veces pueden pasar desapercibidas porque no es probable que llamen la atención sobre sí mismas. Se visten con decoro, sin ser extravagantes, para pasar desapercibidos. Evitan acaparar las conversaciones para convertirse en el centro de atención y su forma de hablar está libre de palabras ofensivas o rebuscadas. Aun así, en la conversación, exhiben una fuerza interior y un encanto que son profundos y se hacen notar.
Debido a que las personas sencillas viven sin complicaciones, pueden ver claramente los regalos y la belleza de la vida y son más conscientes de quienes los rodean. Debido a que pueden sentir las necesidades de los demás, siempre se puede contar con su apoyo. No tienen miedo de brindar ayuda sin expectativas ni condiciones. Además, tienen corazones abiertos que son rápidos para perdonar, reacios a juzgar e incapaces de odiar.
En cuanto a su vida espiritual, las personas que viven con sensillez tienen el corazón abierto. Permiten que Dios entre en sus almas. María, nuestra Santísima Madre, es un buen ejemplo de alma sencilla. ¡Qué fácil fue para Dios obrar a través de ella! Cuando el ángel se le apareció, no había barreras que derribar en ella. Vemos que María confió en Dios y Su plan para ella cuando dijo: “He aquí, soy la sierva del Señor. Hágase en mí según tu palabra. (Lc 1, 38) Como María, las personas sencillas no cuestionan los designios de Dios, sino que los aceptan con paz y abandono. Las personas sencillas ceden su voluntad a Dios y Dios las usa para Sus propósitos y el bien de los demás.
¡Luchemos, pues, por una vida de sencillez, para que podamos estar abiertos a Dios y poder ver su mano en todo lo que nos rodea!