¿Qué GPS usas?
Recuerdo el día que un gran amigo me invitó a su casa. Nunca lo había visitado y en realidad no sabía cómo llegar. El me envió su dirección, la escribí en el sistema de navegación, y me dirigí a mi destino.
En el camino el navegador me indicaba la ruta a seguir. Todo me empezó a parecer familiar y me dije a mi mismo, “Yo sé como llegar. Yo ya conozco esta ruta”. Seguí mi trayectoria, guiado por el navegador, pero mientras manejaba decidí hacer una llamada telefónica y sin dudarlo me desconecté del GPS.
Después de unos diez minutos de viaje, guiado por mis propios conocimientos, pronto me di cuenta que algo andaba mal. Ahora, nada me parecía conocido. Estaba entrando a una zona totalmente deshabitada, donde solo encontraba árboles y calles pequeñas. Me detuve, y rápidamente terminé mi conversación para tratar de descubrir donde estaba. Quise reiniciar el navegador, pero, vaya sorpresa, no se conectaba… había perdido la señal. ¿Ahora qué hago? Intenté llamar a mi amigo, pero tampoco podía hacerlo. ¡No tenía señal! Estaba en una zona donde mi teléfono celular simplemente no se conectaba a las antenas de transmisión. ¿Había llegado a este lugar y porque me pasó esto? Me dije a mí mismo, “¿Porqué te desconectaste del navegador y porqué pensaste que sabías más que él”? Bueno, decidí salir de ese lugar y buscar donde el celular pudiera conectarse para así activar el navegador y retomar la ruta trazada. Así lo hice, y cuando el celular tuvo señal, empezó a guiarme a mi destino mientras yo lo seguía fielmente. Al llegar a casa de mi amigo, reflexionaba con él sobre lo sucedido.
Esto fué lo que descubrí: Todos nos podemos perder de vez en cuando, pero cuando utilizamos a Jesús como el navegador de nuestras vidas, podemos atravesar cualquier dificultad y evitar los momentos de confusión que a veces no nos dejan avanzar. Cuando crees que estás perdido, El te guía a través de su palabra. Lo único que tenemos que hacer es dejar que sea El quien nos guíe, y que entendamos que no es invitarlo a que camine con nosotros, sino, que sea él, el que indique nuestro camino. Lo único que no debemos hacer es apagar a Jesús en nuestras vidas, creyendo que conocemos la ruta de nuestro caminar. Debemos entender que sin su dirección nos podemos perder y que su Santo Espíritu es la señal, la fuerza, y la conexión.
Mi consejo para ti: No apagues a Dios como el navegador de tu vida; más bien sigue sus instrucciones. Permite que el Espíritu Santo sea tu guía para conectarte con Jesús y seguir el camino que te lleve a la mejor versión de ti.
Born and raised in the Dominican Republic, Deacon Franklin came to know Christ as a child thanks to his grandfather, Nicasio Mejía. Nicasio introduced Franklin to the spiritual life and the doctrine of the Catholic faith. Because of this, Franklin was a very active member of the Salesian youth groups in his community from a very young age and, as he grew older, he received training to become a youth leader.
Upon arriving in the United States, Franklin worked for the Hispanic Youth Ministry in the Archdiocese of Boston organizing sports tournaments, youth leadership training programs, and an outreach ministry dedicated to visiting youth in prison. Deacon Franklin’s passion for evangelization led him to Catholic Television, where he was the host and producer of “Good News.” His desire to evangelize through the media was inspired by Pope John Paul II, who encouraged the Church to use all media to present Christ to others.
Ordained in 2014, Deacon Franklin was assigned to Sacred Hearts Parish in Malden and he continues his work at the Catholic Television Network, Boston in charge of the production of The Holy Mass.
He has been happily married to his wife, Wendy, for 18 years and they are the proud parents of Gabriel Andres, 17 and Isabella María, 13.