Por qué nos casamos en la Iglesia?

Genaro Poulat was born into a Catholic family in Mexico City where he lived for the early part of his life. He lives now in Key Biscayne, Florida with his wife Martha, to whom he has been married for 26 years. He has been blessed and fortunate to have 4 kids: Genaro, Daniela, Bernardo and Andres. Over the past 26 years he has lived in Edinburgh, Mexico, New York, Panama and Florida.
Genaro is an International Banker and he has worked in the sector for 28 years. Over the past five years, together with his wife Martha, he has been dedicated to supporting married couples and helping them to get closer to God. Genaro is an active volunteer in his Church and supports many ministries.
Porque así podemos tener un matrimonio basado en una vida espiritual.
¿Cómo se vive la vida espiritual de un matrimonio? Al estar Dios presente en la relación se da una relación de tres, donde Dios está en medio de los esposos, fortalece el vínculo entre los dos y proporciona fuerza, apoyo y orientación. Al tener a Dios en el centro de la relación se experimenta la Trinidad.
Teniendo a Dios presente en la relación, se podrá apreciar mejor los momentos hermosos y felices, y Él brindará apoyo y fortaleza durante los momentos difíciles y desafiantes. Ahora, tener a Dios en tu matrimonio requiere compromiso, dedicación y devoción.
Llevo 26 años de casado con Martha y tengo 4 hijos. Siempre vivimos una vida católica, pero no fue hasta hace unos años, cuando mi esposa y yo asistimos al Retiro de Emaús que entendimos que al tener a Dios en el centro de nuestras vidas, encontraríamos más significado y felicidad y, apreciaríamos mejor lo que tenemos. Hemos sufrido enfermedades con nuestros hijos, problemas familiares, desafíos laborales, diferencias de opiniones y algunas otras situaciones que ahora entendemos mejor, ya que decidimos tener a Dios como nuestro centro. Tener a Dios en el centro significa caminar de la mano con Dios; creer en él y confiar en él. A través del tiempo, nos dimos cuenta que Dios tenía un plan para nosotros y todo lo que sucedió fue por una razón: nos estaba preparando para el futuro. Hoy lo entendemos, pero no era tan claro cuando Dios no estaba presente entre nosotros. Tener a Dios no ha hecho nuestras vidas más fáciles, pero nos ha permitido experimentar los desafíos más fácilmente.
Estar casado significa tomar una decisión consciente de dedicarte a la felicidad de otra persona, ¡por el resto de tu vida! El matrimonio proporcionará momentos hermosos y felices; sin embargo, no siempre es fácil y enfrentará desafíos, riesgos y amenazas. La vida es como una montaña rusa de emociones, pero la clave es mantener la relación y crecer a partir de los desafíos. Ustedes son individuos diferentes, tienen expectativas diferentes y provienen de entornos diferentes, por lo que deben ser capaces de mantener la relación y permanecer juntos.
¿Qué permite persistir y permanecer juntos? ¿Qué permite construir recuerdos felices de los desafíos y dificultades? Claramente, debe haber compromiso, dedicación y capacidad para comprometerse; pero el factor más importante es tener a Dios en su vida y en el centro de su relación para enfrentar mejor cualquier desafío o situación.
Vivir el matrimonio en presencia de Dios permite experimentarlo de diferentes maneras. Dios es el vínculo que permite mantenerse unido. Cuando tienes a Dios en el centro de tu matrimonio, creas un lugar sagrado y santificas tu relación.
En la Biblia, en Efesios, leemos sobre el matrimonio y la importancia del compromiso, el amor, el respeto y la devoción y sobre cómo convertirse en “UN SOLO cuerpo”. (Efesios 4: 1-6) También establece que debemos amar a nuestro cónyuge como amamos a nuestros propios cuerpos, por lo que nos dice que debemos cuidar, proteger y abrazar al otro, como lo hacemos con nosotros mismos. También leemos que el amor de los cónyuges debe ser similar al amor con que Jesús amó a su Iglesia; (Efesios 5: 1-2) ¿no es hermoso? En el matrimonio, seguimos el ejemplo de Jesús !!!
Un matrimonio católico no es solo un sacramento, sino también una vocación. Una vocación es algo a lo que estás llamado a ser, pero para triunfar tienes que trabajar y persistir. El matrimonio requiere trabajo constante, dedicación y compromiso; pero al hacerlo con Dios en el centro, sin duda será más fácil.
¿Cómo traemos a Dios a nuestro matrimonio? Hacemos esto al aceptar primero que queremos ser UNO y que estamos comprometidos a ser UNO juntos de por vida, sin importar lo que pase. Como nos dice el sacerdote el día de nuestra boda, nosotros, como una pareja casada, nos comprometemos a permanecer juntos “para bien o para mal, en la enfermedad y la salud, hasta que la muerte nos separe”. Segundo, debemos traer oración a nuestra relación e intentar asistir a misa, recibir la Comunión y visitar el Santísimo Sacramento juntos; todo eso traerá bendiciones, fortalecerá la relación y ayudará en los momentos difíciles.
Como punto final, diré que un matrimonio duradero es una decisión. Se basa en el trabajo en equipo, el respeto mutuo, la admiración y en muchas muestras de amor, gratitud, pasión, perdón, y lo más importante, de tener a Dios en sus vidas.
Mi esposa y yo tomamos la decisión de vivir con Dios en el centro de nuestro matrimonio. ¡No podríamos estar más felices!