Las palabras favoritas de mi hermana

David Dangond was born in Boston, MA and is the brother of our founder, Christina Dangond. In 2019, he graduated from Weston High School in Weston, MA. David is currently in his senior year at the University of California, Berkeley where he is majoring in Bio Engineering.
Jesús en tí confío. Las palabras favoritas de mi hermanita resonaban en mi cabeza, inmediatamente generando un súbito aumento de fuerza y energía, que me electrizó desde la cabeza hasta los pies. La frase generó esperanza en mi mente, valor en mi corazón, y confianza en mi pie derecho, al momento de prepararme para patear el tiro penalty. Jesús en tí confío. Todos los ojos se posaban en mí, mientras mi corazón latía rápidamente y yo sudaba profusamente. Miré hacia el cielo, cuando de repente el pito del árbitro sonó, dándome la señal para patear. No había metido un gol en toda la temporada, pero ésta era la oportunidad para cambiarlo todo. Jesús en tí confío.
En Diciembre del 2012, mi hermana de 6 años fue diagnosticada con un rabdomiosarcoma estado 4, recibiendo un pronóstico de sólo unas pocas semanas de supervivencia. Mientras mi familia y yo fuimos devastados, mi hermana mantuvo la calma siempre diciendo Jesús en tí confío, antes de cada quimioterapia y radiación. Mi mamá comenzó una página de oración en Facebook con el nombre de Cristina, mostrando videos de mi hermana con su sonrisa contagiosa y su voz jovial, recordándole a todos que debían ser fuertes y que nunca olvidaran decir Jesús en tí confío.
Hay muchas historias inspiradoras que les puedo contar de mi hermana, pero la más impactante habla por las otras, y puede ser resumida en una sola frase: “Papi, no tienes que rezar para que mi cáncer desaparezca; mi cáncer ha traído tanta gente cerca a Dios. Yo tengo un cáncer bueno.” El optimismo, desprendimiento y felicidad de Cristina sobrepasarían la debilidad que ella sintió en su cuerpo por 5 años mas, hasta que finalmente descansó en Enero del 2018.
Vivir con alguien que tiene una enfermedad terminal me ha enseñado a apreciar cada momento. La forma como mi hermana reaccionó a su infortunio me dio la capacidad de desarrollar una perspectiva totalmente nueva sobre la vida, que es la siguiente:
No puedes controlar cuáles retos la vida te traerá. Pero sí puedes, sin embargo, controlar la forma como percibes y reaccionas a cada uno de esos retos.
Porque aunque en el pasado yo manejaba mis dificultades quejándome, Cristina me enseñó cómo sobrepasar la adversidad con los brazos abiertos, viéndola como una oportunidad de construir el carácter y desarrollando una habilidad refinada para perseverar. Me mostró como, cuando enfrento mis miedos, debo agradecer por haber recibido una oportunidad para mejorar, transmutar la energía negativa a mi favor, levantarme, seguir luchando, continuar hacia adelante – decir, Jesús en tí confío.
Pateo el balón abajo y hacia la derecha, y el público parece estar en un terremoto en las graderías. El portero termina acostado sobre la línea del gol, abrazando al balón estrechamente, como deseando nunca más liberarlo. Mis compañeros de equipo se quejan detrás de mí, con frases poco alentadoras. Una bala de frustración penetra mi pecho, milímetros cerca de dejar un hueco irreparable en mi corazón, y a un soplo de empujarme otra vez al abismo de inseguridad que por mucho tiempo había tratado de evadir. La herida parece que va a causar mi caída, y ha empezado a drenar cada gota de coraje que queda en mi sangre, y mis músculos empiezan a implorarle a mi cerebro que acepte la derrota – cuando súbitamente recuerdo las palabras de mi hermana: Jesús en tí confío. Inmediatamente, un fuego de pasión se enciende dentro de mi cuerpo, alentado por la pólvora residual de la misma bala que lo empezó todo. Se despierta mi ánimo por la brisa y el calor de la redención que me re-energizan, creando una nueva capa de piel sobre mi nueva herida, y logrando de esta manera, una mejor versión de mí mismo que se levanta desde las llamas.