Cada Día al Despertar
¿Cada mañana al despertar que hacemos? ¿Le damos gracias a Dios por el regalo de la vida? ¿Le damos gracias a Dios porque podemos respirar? ¿Le damos gracias a Dios porque, a pesar de los problemas que tengamos, tenemos hoy una nueva oportunidad de superarlos?
En la sacristía de una Parroquia, yo recuerdo haber leído una frase que decía algo así como “Celebra esta Misa como si fuera la primera vez que has celebrado. Celebra esta Misa como si fuera la última vez que vas a celebrar”. Hace un tiempo, esta frase se encontraba muy comúnmente en las Parroquias. Su intención era recordarles a los sacerdotes que celebraran la Liturgia Sagrada Eucarística con amor e intensidad. Esto dejó una impresión duradera en mí y todavía hoy en día me refiero a ello. No sólo son palabras para marcar como debieran vivir los sacerdotes su misión; es para todos nosotros. Debemos asegurarnos que cada día de nuestras vidas es una celebración verdadera; que cuando despertemos le podemos dar gracias a Dios por darnos la oportunidad de vivir un nuevo día.
Es cierto que, para muchos, el despertar a un nuevo día significa enfrentarse de manera incómoda con la realidad, como luchar contra problemas de salud o económicos; pero, la verdad es que, al levantarnos, aunque nos cueste trabajo, tenemos la oportunidad de enfrentar lo que la vida nos presenta. Es la oportunidad de aceptar nuestras cruces y nuestros gozos…de sentirnos agradecidos que todavía estamos aquí caminando sobre esta tierra con aquellos que amamos.
Pensemos ahora en aquellos que ya no están con nosotros. Ellos ya no pueden tomarse una taza de café en la mañana, no pueden dar o recibir un beso o abrazar a un ser querido. Al contrario, tú y yo ciertamente lo podemos hacer. Por esto debemos estar agradecidos con Dios. Al mismo tiempo, debemos también agradecer a Dios por el regalo de aquellos seres queridos que se nos han adelantado al encuentro del Padre, por el impacto que tuvieron en nuestras vidas y por la oportunidad de haberlos conocido. Nunca debemos olvidar a quienes ya han partido porque el día que hagamos esto será el día en que ellos verdaderamente mueren.
Por eso, cada día al despertar debes dar gracias a Dios Padre por la vida que tienes en Cristo Jesús, su hijo amado. Da gracias a Dios por todos tus seres queridos. Dar gracias a Dios cambia nuestro enfoque hacia lo positivo y nos permite darle el reconocimiento, no solo a Dios sino también a nosotros mismos, que ciertamente eres bendecido a pesar de tus tribulaciones. Por eso, al levantarte, di: “Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad.” Celebra tu vida y la de tus seres amados. Jesús dijo una vez: Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás”. (Juan 11:25-26). Levántate y vive hoy como si fuera tu primer o tu último día.
Born and raised in the Dominican Republic, Deacon Franklin came to know Christ as a child thanks to his grandfather, Nicasio Mejía. Nicasio introduced Franklin to the spiritual life and the doctrine of the Catholic faith. Because of this, Franklin was a very active member of the Salesian youth groups in his community from a very young age and, as he grew older, he received training to become a youth leader.
Upon arriving in the United States, Franklin worked for the Hispanic Youth Ministry in the Archdiocese of Boston organizing sports tournaments, youth leadership training programs, and an outreach ministry dedicated to visiting youth in prison. Deacon Franklin’s passion for evangelization led him to Catholic Television, where he was the host and producer of “Good News.” His desire to evangelize through the media was inspired by Pope John Paul II, who encouraged the Church to use all media to present Christ to others.
Ordained in 2014, Deacon Franklin was assigned to Sacred Hearts Parish in Malden and he continues his work at the Catholic Television Network, Boston in charge of the production of The Holy Mass.
He has been happily married to his wife, Wendy, for 18 years and they are the proud parents of Gabriel Andres, 17 and Isabella María, 13.