Cómo Amar a tus Enemigos

Fr. Michael Harrington, a native of Swampscott, MA, is a Catholic Priest for the Archdiocese of Boston, and Currently the Pastor of St. Mary’s of the Annunciation Catholic Church in Cambridge. In the past he served as The Director of the Office of Cultural Diversity for the Archidiocese of Boston and is currently a Consecrated member of the Institute of Jesus the Priest (the Pauline Family).
En el evangelio de Lucas, escuchamos esos famosos mantras de Jesús: “ama a tus enemigos”, “hazle el bien a aquellos que te odian”, “bendice a quienes te maldicen”, “ora por quienes te maltratan”, “da la otra mejilla”.
¡Vaya, podríamos decir! ¡No tan rápido! ¡No así de fácil! Esas dulces palabras no son la forma como funciona el mundo.
¿Es eso verdad?
Yo estaba dando un sermón sobre esas palabras y después alguien me dijo, “Ahora entre al mundo real…Padre Michael”. Traté de explicar el sentido de estas palabras, pero me respondió…”Entiendo lo que me está tratando de decir, Padre Michael…pero yo vivo en el mundo real”.
El tenía razón. Amar a tus enemigos y hacerle el bien a quienes te odian no es la forma bajo la cual se rige este mundo. Pero es la manera de un cristiano. O al menos, es la manera que Cristo propuso que imitáramos. Y aquellos que quieran seguirlo a El, deben caminar siguiendo sus huellas.
Hay una historia sobre el Obispo Anglicano Desmond Tutu. Un día él caminaba por una acera estrecha. Era lo suficientemente amplia para sólo una persona. Un hombre blanco, racista, empezó a caminar desde el otro extremo y, a medida que los dos hombres se acercaban, el hombre blanco lo miró y dijo, “Yo no le doy el paso a gorilas”.
El Obispo Tutu se salió de la acera, le hizo un gesto rápido de invitación al hombre para que pasara y dijo, “Ah, pero yo sí”.
Esta es una demostración de la enseñanza de Jesús, “Al que te hiriere en la mejilla, dale también la otra”.
La Madre Teresa entro una mañana calurosa a una repostería en Calcuta. Ella buscaba pan para alimentar a niños hacinados. Cuando le preguntó al panadero si él podía dar algo de pan como donación, él se enfureció inexplicablemente y le escupió la cara, La Madre Teresa le respondió a la manera de Jesús. Tomó el pañuelo de su bolsillo, se limpió la cara, miró al hombre a los ojos, y bondadosamente dijo: “Gracias por ese regalo para mí, ¿me va a regalar pan para mis pobres niños?”
El panadero no volvió a escupirla. La bondad y coraje de la Madre Teresa lo atrapó en su corazón. Desde ese día se convirtió en proveedor para los niños.
Aquí hay otra historia que le escuché a alguien contar, y puede servir también de ejemplo:
Una tarde estaba hablando con Phil mientras él trabajaba en su patio. El fue hasta un arbusto al frente y excavó algo desagradable. “De donde salió eso?” le pregunté. “Es el perro del vecino”, dijo Phil. “Eric saca a su perro a pasear cada mañana, y su primera parada es en mi arbusto”. Le respondí: “que falta de consideración. ¿Por qué lo toleras? “Bueno”, dijo Phil, “Eric es un buen vecino en todas las otras cosas, y si recoger la caca del perro es todo lo que necesito hacer para mantener la paz, no es gran cosa”. Muchos de nosotros podemos haber visto la falta de consideración del dueño del perro como un insulto, como una bofetada en la mejilla. Pero Phil vio las cosas con los ojos de Jesús, mantuvo la paz, y siguió siendo amigo de su vecino. Predominó el amor al prójimo por encima de los indignantes hallazgos en su arbusto.
En el Evangelio de Lucas sobre amar a tus enemigos (Lucas 6:27-38) es casi universalmente malinterpretado. “Amar nuestros enemigos”, a través de la historia cristiana, ha sido descartado como algo poco realista, o ha sido practicado de una manera que pueda hacer que la maldad prospere. Pero la intención de Jesús jamás fue ésta. El ofreció una alternativa – una confrontación contra la maldad activa, fuerte, y a veces coactiva, pero no violenta, tanto para la autoprotección como para la posible conversión del adversario.
¿Estaba Jesús diciendo que un esposo no debería hacer nada mientras un intruso asesinaba a su mujer e hijos? ¿Que una mujer a quien le hurtaran su cartera debería alcanzar al ladrón y regalarle su reloj? ¿Que una persona habitando en un apartamento debería acostumbrarse a vivir con el ruido excesivo de un vecino? No.
Una respuesta puede ser silencio en una ocasión, y confrontación en otra. Pero siempre significa que debemos mirar hacia Jesús y pedirle la sabiduría y guía del Espíritu Santo. Otro ejemplo; Cuando Branch Rickey llamó a Jackie Robinson para que fuera el primer jugador afroamericano de béisbol de las Grandes Ligas, Rickey hizo que Robinson prometiera que, a pesar de cualquier abuso que él pudiera experimentar en los primeros 3 años, él no respondería. Robinson le preguntó: “Estás entonces buscando a un hombre negro que tenga temor de pelear cuando es retado?” Rickey le contestó: “Busco a un jugador con suficiente coraje para no ser tentado a pelear”. Sabemos en qué terminó esta historia.
Ama a tus enemigos.