Bendecito Luto
Bienaventurados los que lloran; porque ellos serán consolados (Mateo 5:4).
Durante mi niñez, recuerdo haber leído estas palabras de Cristo y sentir confusión. Son benditos aquellos que enlutecen? Podía fácilmente entender como los pacificadores, y aquellos que tienen hambre y sed por el bien, deberían ser considerados bendecidos, pero el luto, equiparado a una bendición, estaba más allá de mi comprensión. Sólo hasta hace unos pocos años, pude entender que la razón por la cual enlutecer es una bendición, es porque se nos está dando una oportunidad para amar.
En el año 2020, parece que tenemos muchas razones para sufrir, y en algunos casos, para sentir luto. La pérdida de tener la posibilidad de ver a tu familia y amigos, de caminar a través de la escena de graduación en este año, la pérdida de un salario, el no poder ir a un restaurante o teatro sin preocuparte de tener que usar una máscara o practicar el distanciamiento social, por no mencionar más allá, la pérdida de abrazos – soy una que le gusta dar abrazos y esto ha sido algo muy difícil de prescindir.
Mi fuente mas grande de dolor vino de la pérdida de mi buena amiga. Digamos que se llamaba “Alegría,” para el propósito de este blog. En Junio, “Alegría” murió de cáncer. Ha pasado casi un año desde que he vuelto a asistir a las noches de reunión del Instituto de la Sagrada Familia, y todavía recuerdo la última vez que la ví allí; por alguna razón ella hizo que nos despidiéramos dos veces. “Alegria” siempre sabía cuando yo necesitaba un abrazo, y todavía, hoy en día, puedo oír su voz ofreciéndome motivación. Ella estaba tan feliz, se acababa de comprometer con su novio, y estaba emocionada planeando su futuro.
Hace apenas un año, “Alegria” y yo estábamos planeando ir a la ciudad de Nueva York, para presenciar en la “gran manzana” la navidad…patinar en el hielo en el Centro Rockefeller, un paseo en carroza por el parque Central mirando las ofertas en las ventanas de las tiendas, y hasta ir a ver a las “Rockettes” en Radio City Music Hall… muchos sueños que no pudimos realizar en el último año, cuando su diagnóstico de cáncer se volvió una realidad. Por supuesto hicimos las promesas usuales de ir en la próxima navidad, sin tener idea de lo que éste año nos deparaba.
La pandemia hizo que todos los planes de ir a Nueva York fueran imposibles, y en Junio 25, “Alegria” regreso a la casa de nuestro Señor. Sólo hasta el día de hoy, algunos amigos y yo hemos podido ir hasta su tumba, para orar y compartir juntos nuestro dolor. Encendimos velas en su memoria, narramos historias, nos reímos de los viejos y buenos tiempos, y oramos la coronilla de la Divina Misericordia. Mi hija expreso perfectamente, lo que yo sentía en mi corazón: “Alegría nos esta sonriendo desde arriba”.
Continuaré orando por quienes siguen de luto, haré lo necesario para proteger a mis seres amados y aquellos con quienes estoy en contacto, y ofreceré mis oraciones en Acción de Gracia todos los días, por el gran amor con el que Dios ha llenado mi corazón…Aunque estas bendiciones vengan acompañadas de dolor.