Estando Cerca de Dios

El Señor está cerca de los que tienen el Corazón roto;
Y salva a los que tienen el espíritu roto. (Salmo 34:19)
En los últimos 5 meses, he sentido que mi vida ha sido como un huracán lleno de emociones. He tenido preocupaciones médicas con mi hija, cambios en sus medicinas, emergencias en el colegio, preocupaciones sobre mi trabajo y dificultades económicas. Dos especialistas de salud mental a los que estábamos muy apegadas decidieron abandonarnos y traicionaron nuestra confianza. La lista continua, pero, así como hay un lugar apacible en todo huracán, Dios ha sido mi lugar de paz en medio de la tormenta, el ojo del huracán; mi paz interior me ayuda a recordar que esta tormenta también pasará y que él nunca nos deja solos.
Hace aproximadamente 11 años tuve una experiencia de conversión muy significativa. Había estado alejada de mi fe, y no había practicado activamente por más de un año. En ese momento estaba viviendo una tormenta similar, excepto que no había ningún lugar apacible, no encontraba el ojo del huracán. Me sentía abandonada, asustada, avergonzada, con rabia, y llena de una sensación abrumadora de desesperanza. No sabía cómo salir de ese lugar sin fondo en el que había caído. Por alguna razón, sabía que Dios era mi única esperanza e iba a requerir algo muy grande. Recuerdo claramente mi ruego ese día “Dios, me estoy muriendo, no resisto más. Algo grande tiene que pasar para que logre salir de aquí y tú tienes que ser el que lo haga. Esa misma tarde una buena amiga vino a visitarme y me invito a un viaje misionero a Honduras que cambio mi vida. En ese viaje fui a confesarme y me di cuenta que Dios no se había ido a ninguna parte, más bien yo había cerrado los ojos para no verlo, en frente de mí, esperando a que estuviera lista.
Han existido muchas canciones que a lo largo de mi vida le han hablado a mi corazón, pero la que viene a mi mente en tiempos de tormenta es “Te alabo en la tormenta” de Casting Crows. He aprendido a buscar a Dios en la tormenta, encontrar refugio en él, confiar en que él nunca me abandona ni me olvida, y, cuando lo necesito, descansar en él. Más importante aún, he aprendido a alabarlo siempre por su amor y gracia generosa. Así que inclusive ahora, en medio de mis dificultades y dolor, sé que Dios está cerca. El esta aquí conmigo y eso es todo lo que necesito.