El Misterio de la Navidad
Dada nuestra reciente celebración de la Navidad, creo que vale la pena reflexionar un poco sobre el misterio de este día y temporada sagrados. La Iglesia siempre busca hablarnos en un lenguaje simbólico, para que, a través de signos y símbolos, podamos ver lo que de otro modo permanecería oculto a nuestros ojos. El primer signo que debemos notar es la colocación misma de la Solemnidad en el momento del solsticio de invierno, después del cual el sol irrumpe en nuestro mundo, acortando las noches y alargando los días. Esto tiene un profundo significado espiritual, ya que, con el nacimiento de Jesucristo, quien es la luz del mundo, la oscuridad que nos oprime retrocede a medida que su luz llena nuestras vidas.
La oscuridad es a menudo un símbolo de miedo e incertidumbre, y esta oscuridad hace más difícil nuestra relación con Dios. Tendemos a pensar que el cristianismo consiste en esforzarnos lo mejor que podamos por ser buenos, para evitar que Dios nos castigue por los pecados que cometemos. Esto sofoca nuestra relación con El, porque entonces, cada vez que pecamos, nos alejamos de su presencia. Nos escondemos de Dios por vergüenza de nuestras faltas y por temor a que, si El las descubre, estemos condenados con certeza. Se sabe que el temor de Dios es un don del Espíritu, pero el tipo de temor descrito aquí no lo es en absoluto; es una perversión del verdadero temor que estamos llamados a tener de Dios. Esto es precisamente lo que Cristo desea transformar en nosotros a través de su Natividad.
De todas las formas que el Señor pudo haber tomado, eligió hacerse como nosotros, y así, durante la Navidad, lo vemos en la forma de un niño tierno. Esto es porque la vida nueva es similar a la luz en que atrae a las criaturas hacia sí misma. Cuando un niño nace, la gente se regocija casi de inmediato, tal vez sin saber siquiera por qué. Se acercan al niño, deseando sostenerlo y cargarlo cerca, pero con gran cuidado y delicadeza. Lo último que alguien querría es perder a ese niño, y precisamente por eso Jesucristo se hizo bebé. En lugar de huir y escondernos de El, Jesús desea que nos acerquemos a El, especialmente en nuestra pobreza espiritual.
Es tan apropiado que este pequeño niño haya nacido en una cueva sucia en Belén, porque la inocencia de Dios se manifiesta en un lugar impuro, señalando el deseo del Señor que nos acerquemos a El a pesar de nuestro pecado. Además, Jesús desea inculcarnos el temor de Dios adecuado, que no es un temor a ser castigados por El, sino un temor a perderlo. La cueva de Belén es el culmen de la pobreza: María y José estaban sin familia, José estaba sin trabajo, y ellos estaban sin refugio ni protección adecuados. Sin embargo, teniendo la presencia de Jesucristo, no les faltaba nada. Esto nos dice que el Señor desea que no temamos la pobreza, el desempleo, la inestabilidad financiera, la soledad o la separación de la familia. En otras palabras, no temas perder nada en este mundo, pero teme perder a Jesucristo. Las personas pueden tener todo lo que desean, pero si no tienen a Cristo, no significa absolutamente nada. Por otro lado, las personas pueden no poseer absolutamente nada y, sin embargo, al tener a Jesucristo, lo tienen todo.
Que nos acerquemos a Cristo, quien en su inocencia nos atrae hacia sí, a pesar de nuestras faltas, para que podamos saborear la ternura de nuestro Padre Celestial, quien nos llama de vuelta a El a través del perdón de los pecados.

Fr Gabriel, the fourth of six children, was raised in a Catholic family in Framingham, Massachusetts. By the end of high school, he felt a clear calling to the priesthood, though he initially struggled to accept this vocation. Pursuing his dream of studying art, he found himself continually confronted by the question of his vocation. Eventually, Gabriel decided to stop running and went to the Domus Galilee in Israel for a period of discernment. This pivotal decision allowed him to embrace his calling. Father Gabriel was ordained as a priest in May 2024 and is currently serving at the Immaculate Conception Parish in Marlborough, Massachusetts.