Detente, reflexiona y prepárate
En medio de la conmoción del día de Acción de Gracias y de los preparativos para la Navidad, no olvidemos detenernos y recordar una época que frecuentemente es olvidada. La época de Adviento es tiempo de preparación, por lo que me permito sugerir que hagamos una pausa y reflexionemos por que la Iglesia, en su sabiduría, nos ha dado cuatro semanas para prepararnos para la llegada de Jesús.
¡Así como la Santa Madre y San José se prepararon para la llegada de su hijo, nosotros también estamos invitados a preparar nuestros corazones y mentes para la llegada de nuestro Rey! No hay duda que estamos viviendo tiempos difíciles, con división y discordia en cada rincón. Ciertamente no podemos negar que necesitamos un Salvador, pero ¿Estamos realmente preparados para recibir al Rey de Reyes? ¿Está este mundo realmente listo para todo lo que nuestro Señor y Salvador está dispuesto y ansioso por entregarnos?
El Adviento es un momento ideal para recordar nuestro propósito en la vida. Dios creó a cada uno de nosotros a su imagen y semejanza; para conocerlo, amarlo y servirlo. Conocer a Dios requiere esfuerzo, deseo, sacrificio, tiempo y definitivamente amor. Por medio de oraciones personales, rezando con las sagradas escrituras, pasando tiempo con nuestro señor en adoración eucarística, o a través de los sacramentos, encontraremos a un Jesús vivo, que está esperando a que nosotros lo conozcamos. Es cuando lo conocemos que aprendemos a amarlo, y es cuando lo amamos cuando realmente empezamos a servirlo. Nuestros corazones fueron creados para la comunión con nuestro Salvador, y nuestros corazones permanecen agitados hasta que descansan en El. En esta temporada de Adviento, si te encuentras agitado, apurado, y ocupado con los “preparativos” para la Navidad, podrías considerar preparar tu corazón no para un día o una celebración, sino más bien para una Persona. La Persona de Jesucristo llega a nosotros humilde y apacible como un bebe recién nacido. El que merece toda nuestra atención, nuestra alabanza y adoración.
En la segunda lectura de hoy se nos recuerda que nuestro Dios es un Dios de esperanza, de fortaleza y valentía. En estos días de apuros, división y discordia, miremos al Señor y recordemos nuestro verdadero propósito. No se trata de fiestas elegantes, regalos extravagantes o de decorar nuestras casas. Aunque todas esas cosas son buenas, ellas nunca serán suficientes, ni llenarán nuestros corazones como lo hace la persona para la que realmente fueron creados.
Fuimos creados para dar gloria y honor a Jesús, nuestro Salvador y Rey, así que: “Que el Señor de fortaleza y valentía les otorguen la gracia de pensar en armonía unos con otros, como lo ordena Jesucristo; que con un único acorde y voz glorifiquen al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 15:5-6)
Si llenos de oraciones nos preparamos para todo lo que el Salvador tiene para entregarnos, entonces este Adviento, este bellísimo tiempo de espera, con fe y esperanza, será un tiempo muy enriquecedor. ¡No solo nuestros corazones estarán verdaderamente listos para recibir el más grandioso regalo que este mundo conocerá, pero también, el Rey de Reyes recibirá un pedacito de la gloria y el honor que merece! Aprendamos de la pequeña Christina Dangond, quien, de una manera tan bella, y con la fe de un niño supo muy bien cómo preparar su corazón para conocer a su Salvador y Rey. ¡Jesús en ti confío!
Que así sea…
Colleen M. Donohoe was born and raised just North of Boston, the youngest of 7 children. She is the proud “Auntie” to 17 nieces and nephews and 5 great nieces and nephews who bring tremendous joy to her life! For the past 25 years, Colleen has served in a variety of roles in the Archdiocese of Boston, primarily as a Catholic Educator. After spending many years as a theology teacher and campus minister, she currently serves as the Associate Superintendent of Catholic Identity and Respect Life Educator for the Archdiocese of Boston Catholic Schools. It is a great honor and blessing for Colleen to continue little Christina Dangond’s legacy to “Build the Faith” wherever and however God calls.