Bienaventurados los mansos

Juan and Sofia were born into Catholic families in Colombia, South America. They met on Juan’s Patron Saint Feast Day, Saint John Bosco, January 31st and recently got married on the 31st of July. Both have encountered Jesus in their lives and decided to follow him with great commitment.
Juan is a Political Scientist and also a great golfer. He works in the Wine and Spirits Industry.
Sofia is a commercial real estate lawyer and works at her family-owned business. They currently live in Cali, Colombia.
Juan and Sofia are increasingly passionate about the apostolic mission with the youth and young professionals. They are committed to showing the love of God and his mysteries through the beauty of the sacrament of marriage and friendship. Both have lived their conversion through different spiritualities within the Church, such as the charismatic renewal, parish groups (Emaus and Effeta), Mana (a self-founded apostolic group) and Opus Dei. This last one is currently where both congregate and receive all their spiritual formation and guidance. Although they have much to learn, they are eager to share their testimony with all the readers.
Todos alguna vez en la vida hemos atravesado momentos en los que perdemos el control, en los que nuestros sentimientos y pasiones logran dominarnos y nos hacen autores de actos de los que más tarde nos arrepentimos. Son momentos en los que nuestras pasiones son más fuertes que nuestros buenos deseos y cobran sentido aquellas palabras de San Pablo “No logro entender lo que hago, pues lo que quiero, no lo hago; y, en cambio, lo que detesto, eso hago”. (Romanos 7:15)
Hace poco viví́ un momento de estos, en medio de una de las experiencias más hermosas que toda mujer pueda vivir, el nacimiento de mi primera hija. Al segundo día, empecé a experimentar fuertes sentimientos de irritabilidad, tristeza y agobio, producto de las variaciones hormonales propias del postparto.
Fueron tres días en donde estos sentimientos tomaron el control de gran parte de mis actitudes. Por fortuna, al finalizar el tercer día, mi esposo, en un acto de infinito amor, logró traerme la comunión y me invitó a ver con él la misa dominical. En medio de la eucaristía empecé́ a sentir de nuevo la serenidad y la ternura que se estaban esfumando en mi interior; a partir de ese día pude abrazar y vivir con amor los sentimientos post parto de tristeza e ira que se siguieron suscitando en mi interior durante al menos una semana más.
Luego de que pasó la tormenta, entendí́ que había entrado a una nueva etapa, en la que en mi nuevo rol de madre me enfrentaría a muchos momentos similares. Era, por decirlo así́, el preámbulo, la bienvenida para entrenarme y fortalecerme en el arte de amar en medio de momentos de frustración.
Esto me llevó a preguntarme ¿qué virtud puede permitirme lograr esto? La respuesta es la mansedumbre. Aquella virtud, sobre la cual Jesús nos habló́ en las bienaventuranzas. “Dichosos los mansos, porque ellos heredaran la tierra” (Mateo 5:5)
Con esta mansedumbre Jesús nos invita a vencer la ira con la serenidad y el odio con el perdón, desde el interior de nuestro corazón. El manso, no necesariamente es aquel que no siente rabia, es quien sabe vencerla en su interior y así dar buen uso a sus fuerzas y tomar decisiones enérgicas cuando son necesarias de la manera adecuada, como cuando Jesús expulsó a los mercaderes del Templo1.
Por eso, la mansedumbre, como nos recuerda el Papa Francisco, es virtud de los fuertes y no debe confundirse con la timidez, porque se requiere de un gran corazón para dominarse a uno mismo, ser comprensivo, capaz de perdonar, aceptar las propias faltas y capaz de ponerse al servicio de los demás. 2 Es una característica del corazón, que brota como fruto de la gracia de estar cerca de Jesús, de tenerlo en nuestro corazón y dejar que Él nos ayude a hacer buen uso de nuestras pasiones. Es esta virtud la que nos permitirá conquistar el corazón de nuestros hijos, cónyuges, amigos y todos los que nos rodean; en pocas palabras… es una virtud que nos permitirá heredar el reino de Dios y sembrar esa paz que tanto anhelamos.
1 Juan 2, 13-22.
2 Esteban Pittaro. “Pope Francis Leaves Voicemail for Journalist Who Criticized Him,” Aleteia, April 9, 2015.