“Almas en Entrenamiento”
Como padres, Dios nos ha encomendado una misión, la de formar almas para el Cielo, siendo nosotros puente e instrumento de su gracia santificadora. Así nos enseña el Catecismo del Papa San Pío X: “Los padres… tienen la obligación de hacer que sus hijos y las personas a su cargo aprendan la doctrina cristiana…”1
Esta llamada vocacional nos invita a vivir cuatro aspectos importantes en el marco de nuestra fe para emprender esta misión con nuestros hijos:
- Formación doctrinal
Es muy importante que los padres estemos en constante formación, nutriéndonos de las enseñanzas del catecismo de la Iglesia, meditando la Sagrada Escritura y leyendo documentos doctrinales como encíclicas, cartas apostólicas y escritos de los padres de la Iglesia.
En esto comprenderemos que los verdaderos catequistas de nuestros hijos somos nosotros mismos. Con una correcta doctrina guiaremos a nuestra descendencia en el aprendizaje cotidiano del “misteryum fidei”, o misterio de la fe. Es nuestra responsabilidad procurar que en el hogar se aclaren todas las dudas que puedan existir sobre la fe católica y así promover un espíritu apologético para el conocimiento de Dios en Jesucristo, nuestro Señor.
- Oración
Sólo podemos dar a nuestros hijos lo que está en nuestra alma, por eso, para transmitir el amor de Dios en nuestra vida diaria, necesitamos una vida rica en oración. En la oración, estamos “de corazón a corazón” con Dios. Todo nuestro ser se vuelve hacia él cuando le permitimos entrar en nuestra alma y enseñarnos a amar cada vez más; para ayudarnos a comprender a los demás para que podamos conducirlos a él. En resumen, nuestra vida de apóstoles vale lo que vale nuestra oración.
- Vive el Evangelio
Debemos poner en práctica las enseñanzas que Jesús nos da en el Evangelio, a través del cumplimiento de nuestras tareas diarias. Es dar vida a cada mensaje que Dios en Cristo Jesús nos encomienda, como un “ipse christus” (otro Cristo).
- Vida sacramental
Ir regularmente a recibir los sacramentos, especialmente la Confesión y la Eucaristía, son una fuente primaria de gracia para nuestras almas. Es aquí donde purificamos nuestra iglesia doméstica y la llenamos del poder del Espíritu Santo. Que nuestro ejemplo contagie a nuestros hijos del deseo de acudir con frecuencia a la fuente de gracia que encontramos en los Sacramentos. Allí, el Espíritu renovará la gracia de amar la Eucaristía y dará nuevos dones a estos, sus hijos, que nos ha confiado.
¡Entrenar almas para el cielo no es fácil! Por eso debemos confiar nuestros hijos a nuestra Santísima Madre. Mary, Regína famíliæ, Ora pro Nobis! (¡Reina de la familia, ruega por nosotros!)
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1 San Josemaría, Es Cristo que pasa, n. 119
Juan and Sofia were born into Catholic families in Colombia, South America. They met on Juan’s Patron Saint Feast Day, Saint John Bosco, January 31st and recently got married on the 31st of July. Both have encountered Jesus in their lives and decided to follow him with great commitment.
Juan is a Political Scientist and also a great golfer. He works in the Wine and Spirits Industry.
Sofia is a commercial real estate lawyer and works at her family-owned business. They currently live in Cali, Colombia.
Juan and Sofia are increasingly passionate about the apostolic mission with the youth and young professionals. They are committed to showing the love of God and his mysteries through the beauty of the sacrament of marriage and friendship. Both have lived their conversion through different spiritualities within the Church, such as the charismatic renewal, parish groups (Emaus and Effeta), Mana (a self-founded apostolic group) and Opus Dei. This last one is currently where both congregate and receive all their spiritual formation and guidance. Although they have much to learn, they are eager to share their testimony with all the readers.