Tú eres muy Católica!
Mi experiencia con la fe católica no ha sido un sendero fácil; dista de ser un camino en el que las experiencias pasadas han levantado una base sólida sobre la cual construir. Por el contrario, mi experiencia con la fe católica ha sido un camino lleno de altibajos; un viaje lleno de aprendizajes y de descubrimientos acerca de cómo vivir con Dios y para Dios.
Cuando era niña recuerdo a los adultos hablar de Dios. De sus conversaciones podía deducir que Dios estaba detrás de todas las cosas buenas, y cuando de verdad querías algo tenías que pedirle a Dios. Para mi Dios era una figura distante y confusa. No lograba identificarme con El. Mi mundo era muy distinto al de El, y no sabía qué hacer para que encajara en mi vida. No me gustaba ir a misa, y rezaba para que el sacerdote no fuese a cerrar los ojos durante el sermón, porque sabía que si lo hacía iba a durar al menos 45 minutos. Vivir con Dios era una tarea tediosa.
Mi adolescencia fue mi época de mayor escepticismo. En mi opinión, la fe no era racional, y los milagros no podían comprobarse científicamente. Me encantaba leer sobre la obsolescencia de la Iglesia Católica, y aprendí a encontrar todo tipo de contradicciones en las enseñanzas de la iglesia. Cuando cumplí treinta años estaba mayormente enfocada en mi carrera profesional. Creer en Dios me parecía casi tonto; algo que solo hacia la gente floja en vez de hacer un verdadero esfuerzo por conseguir sus metas.
Esa fue la época en que estaba convencida que podía lograr cualquier cosa si hacia un buen esfuerzo, y dejaba que aquellas personas que no se esforzaban mucho fueran las que le pidieran a Dios. Fue entonces cuando la vida, o muy probablemente Dios, me puso por delante un reto que no iba a poder resolver solo con mi esfuerzo. Fue la primera vez que mi dedicación no dio resultados. La vida me puso de rodillas, y solo entonces me acerqué a El. Pero hasta en ese momento mi acercamiento estaba lleno de arrogancia e impaciencia. Por supuesto que Dios me iba a oír, y seguramente iba a concederme eso que yo en mi infinita sabiduría y claridad pensaba que era lo correcto para mí.
Afortunadamente las cosas no ocurrieron como yo las había planificado. Pase por una época de gran sufrimiento, dolor y muchas lágrimas, y es en ese momento que mi fe cambio. Aprendí a confiar en Dios, y a rezar, no para que Dios me oyera, si no para yo oírlo a El. Aprendí a ser humilde y vulnerable. Aprendí a confiar en su tiempo, y a entender que todo lo que tengo es un regalo de El. Pero no idealicemos esta experiencia; fue muy duro, muy difícil, requirió un gran esfuerzo, y seguramente no lo hubiese logrado sin la fortaleza y el apoyo que solo Dios puede dar.
Hoy en día Dios está muy presente en mi vida. Lo busco en los momentos buenos y en los malos, y quiero oír lo que tiene que decirme. Hago un esfuerzo consciente por estar cerca de El, ¡Y le agradezco tantas cosas! Leo las escrituras porque siempre encuentro respuestas, y voy a misa porque la comunión es el mejor regalo. Lo veo en todas partes y en todo. Hablo con frecuencia de mi fe y de la influencia que Dios tiene en mi vida, y quizás por eso algunas personas me dicen “Tu eres muy católica”. No sé exactamente qué significa eso, pero si se refieren a que vivo con Dios, le doy gracias todos los días, y le pido que me muestre su Voluntad, entonces sí, soy muy católica. Si eso significa que tengo paz porque Dios está siempre conmigo, y que confío en que El estará conmigo cuando la vida se ponga difícil, entonces sí, soy muy católica.
Soy orgullosamente muy católica porque vivo con Dios. Y espero que mi fe continue evolucionando hasta que pueda decir que vivo para Dios.
Maria Eugenia was born in Caracas, Venezuela, the oldest of four siblings. She lives in Bolton, Massachusetts with Alex, her husband of 22 years, and Rocky, their 2-year old French Bulldog. Alex and Maria Eugenia are parents to twin boys Carlos and Luis, 18, both college freshmen. Maria Eugenia was raised in a Catholic family, though her Catholic faith had not always been present in her life. Maria Eugenia was inspired by Christina’s journey and by the beautiful way in which her parents and close friends choose to maintain her legacy. Christina’s faith has reframed her perspective of life and has given her a newfound source of strength and purpose.