Soy Exitoso!

Hoy, de un momento a otro, ¡¡¡caí en cuenta que…soy exitoso!!!

Mi éxito me tomó mucho tiempo lograrlo, y es necesario narrarles la historia de lo sucedido, para que puedan ustedes replicarla. Todo empezó un día durante mi adolescencia: alguien me había regalado un mapa para encontrar un tesoro. Al principio, tomé ese mapa en mis manos con una sonrisa algo burlona, lo apreté en mi puño y lo introduje en un bolsillo, con escepticismo y poco entusiasmo. Nunca volví a usar esa ropa, y, por lo tanto, ese mapa parecía destinado al olvido. Pasaron muchos años y en una ocasión fortuita, me tropecé con ese papel arrugado y maltrecho, que supuestamente tenía las directrices para llegar hasta el sitio donde yacía oculto ese tesoro.

Esta vez, ya de adulto, fue diferente; se me despertó la curiosidad, y una fuerza extraña me empujó a tomar en serio ese misterioso mapa. Decidí abrir mi mente y mi corazón a las posibilidades, en un momento de mi vida en que todo parecía rodar hacia un abismo. Estudié el mapa, leí sus instrucciones, me imaginé cuán diferente sería mi vida si lograra seguir punto por punto las indicaciones y alcanzar el objetivo final. Sorprendentemente, a medida que fui acercándome al lugar del tesoro, mi corazón se emocionaba más, y comencé a experimentar crecientes sensaciones de fe, paz y seguridad. Pero lo más impresionante fue lo que ocurrió al llegar a la meta de mi viaje: era de verdad un tesoro inigualable, el que estaba esperándome, algo indescriptible en su belleza, majestuosidad y magia. Con solo sentirlo, verlo o tocarlo se desvanecían mis temores, mis dudas y ansiedades. No quería alejarme más nunca de ese lugar. La cercanía a ese tesoro me hacía sentir noble, poderoso y a la vez genuino, honesto, y humilde. Me permitía ver y percibir mi existencia y toda la Creación con ojos maravillados, y con un corazón profundamente agradecido y pleno.

Ese tesoro es el amor de Dios, de Jesús y del Espíritu Santo. Es el amor trinitario que nos devuelve nuestra verdadera identidad de hijos amados del Altísimo. Una vez que descubrimos ese tesoro, nos sentimos realmente exitosos. Ya no necesitamos idolatrar dioses inventados y falsos, como el dios dinero, el dios lujuria, el dios “aplausos” o el dios “títulos profesionales”. Ya podemos reconocer nuestras almas desnudas, sin la coraza de resentimientos, rencores, odios y ansiedades que convierten a este valle de amor que es nuestro planeta en un valle de lágrimas.

Te invito a buscar tu éxito en la tierra: es el precioso tesoro de experimentar el amor trinitario en tu vida.

“El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo. Cuando un hombre lo descubrió, lo volvió a esconder, y lleno de alegría fue y vendió todo lo que tenía y compró ese campo”. (Mateo 13:44-46)