Dios es Bueno
Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios (1 Tesalonicenses 2: 13)
El Día de Acción de Gracias es mi fiesta favorita de todo el año. No me malinterpretes, la Pascua y la Navidad celebradas según nuestra fe definitivamente están también en lo más alto de mi lista, pero en el sentido mundano de días festivos, el Día de Acción de Gracias es el número uno para mí.
Mientras crecíamos, siempre nos reuníamos para la tradicional cena de Acción de Gracias, pero antes de eso, veíamos en la televisión el desfile de la tienda Macy’s y después jugábamos juegos de mesa, disfrutamos de la compañía de la familia, dejábamos de lado el ajetreo de la vida y dedicábamos tiempo a reconocer todas las cosas por lo que debíamos estar agradecidos. Técnicamente, para mi familia, las vacaciones comenzaban el día anterior cuando nos reunimos para hacer pasteles y planear el orden de lo que íbamos a cocinar. Estos momentos eran los que más anhelaba durante todo el año.
Crecer en una familia numerosa fue especial para mí, parecía que todos íbamos siempre en mil direcciones diferentes, pero ese día en particular nada de eso importaba ya que estábamos juntos. Por supuesto, las cosas cambian a medida que uno crece; las familias se expanden, los seres queridos se alejan. A veces, la locura de la próxima temporada de compras de regalos nos intenta quitar ese día de paz con la gran cantidad de recordatorios sobre cuántas semanas y días quedan antes que sea necesario hacer las compras navideñas. Las experiencias de estos últimos años me han dejado decepcionada y extrañando los Días de Acción de Gracias de mi niñez.
Este año he estado pensando, orando y planificando cómo podría ayudar a mi hija a experimentar el Día de Acción de Gracias, como los que realmente amo y recuerdo. Pensé en llevarla a Nueva York a ver el desfile de la tienda Macy’s en persona, como lo hicieron mis hermanas mayores con mi hermana y conmigo, las más pequeñas de la familia. Pensé en quedarme en casa y no asistir al Día de Acción de Gracias con mi familia e intentar cenar en casa con mis amigos más cercanos, mi familia elegida. Todavía siento una nostalgia por lo que alguna vez fue.
Comencé a preguntarme si, en mi mente, tenía demasiadas expectativas sobre lo que debería o no debería ser el Día de Acción de Gracias y si eso era lo que me causaba angustia por la próxima celebración. Después de todo, soy una persona que planifica y organiza todo. Siempre estoy buscando maneras de hacer que las cosas funcionen mejor, sean más agradables…. Quizás el problema que estoy teniendo es que necesito dejarme llevar y aprender a dejar que las cosas ocurran por si solas, en lugar de ir a cualquier lugar o hacer cualquier cosa. Quizás….
No estoy segura si este ajuste de actitud y enfoque cambiará lo que siento este año con respecto al Día de Acción de Gracias. No estoy segura si el día será más agradable, tranquilo o no. De lo que estoy segura es de esto: que Dios es bueno, que nos ama increíblemente, incluso más de lo que jamás podríamos imaginar, que somos muy bendecidos. Entre otras cosas, celebrar otro Día de Acción de Gracias con mi papá, algo que no estábamos seguros de tener la oportunidad de hacer hace apenas unos meses, es algo por lo que estoy muy agradecida. Que tengamos alimentos para comer, un lugar para reunirnos y una familia con quien pasar tiempo son cosas por las que es necesario dar gracias.
Padre Celestial, Padre amoroso, gentil y misericordioso; Gracias por todas las bendiciones que derramas sobre nosotros, por las oportunidades que nos brindas todos los días de sentir tu amor y compartir ese amor con el mundo que tanto te necesita. Gracias por la generosidad con la que das a todos tus hijos. Oramos por aquellos que no tienen lo que necesitan para sobrevivir, sabiendo que tú responderás a nuestras oraciones y proveerás de lo que ellos necesitan aun sin nosotros darnos cuenta de ello. Por favor, permite que nuestros corazones se llenen de gratitud y acción de gracias por tu amor. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.