Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo

Una de las historias de testimonios más convincentes que he escuchado acerca de la Verdadera Presencia de Jesús en el Santísimo Sacramento fue lo que motivó al Venerable Obispo Fulton Sheen a hacer una Hora Santa (Adoración) diaria por el resto de su vida. El obispo Sheen cuenta lo que fue compartido con él… el testimonio de una joven china, que vivía bajo la persecución religiosa del comunismo, que se escondía en la parte trasera de una iglesia católica cuando los soldados comunistas dejaron al sacerdote católico bajo arresto domiciliario y luego irrumpieron y saquearon la iglesia, rompieron el Tabernáculo y arrojaron el Santísimo Sacramento por todo el piso, incluso pisoteándolo. 

Después que los soldados abandonaron la iglesia, se quedaron afuera para custodiar al sacerdote a quien encerraron en su propia rectoría. Esta joven escondida llegó silenciosamente al frente de la iglesia, arriesgando su vida para arrodillarse ante la Hostia Consagrada arrojada al suelo durante una hora de Adoración, antes de inclinarse con el rostro hacia el suelo y sacar la lengua, y consumir una Hostia (recibir la Sagrada Comunión en la mano no era una práctica). Ella regresó cada noche durante 30 días consecutivos para guardar una Hora Santa y consumir una Hostia. La última noche, accidentalmente hizo un ruido que despertó a un soldado, quien entró corriendo y procedió a matarla a golpes con la punta de su rifle.

Este testimonio proviene del párroco que observó todo esto y lo compartió personalmente con el obispo Sheen. Uno podría decir, literalmente, “¡De la boca de los niños!” viene la Verdad que Jesús está plenamente Presente en el Santísimo Sacramento. Vivimos en una época en la que aproximadamente el 70% de los católicos no creen en la Verdadera Presencia y, sin embargo, una niña pequeña puede convencernos. Solo puedo imaginar la práctica devota de sus padres y el(los) sacerdote(s) que le enseñaron la fe católica.

Curiosamente, un testimonio igualmente increíble de la Verdadera Presencia proviene de los campos de la ciencia. Cuando muchos católicos se están distanciando de la Misa, estamos experimentando un repunte de la evidencia científica en muchos aspectos de nuestra fe católica. A menudo, los creyentes y los no creyentes bromearán, al decir “sigo la ciencia”, como si fuera la carta de triunfo sobre las creencias religiosas. Hermosamente, los científicos en muchos campos están señalando el camino, con los medios de la tecnología moderna, hacia la verdad de cosas tales como la Verdadera Presencia. De hecho, sabemos que los campos científicos de la arqueología, la cosmología y la cardiología están demostrando cosas tales como la ubicación de sitios bíblicos que antes se pensaba que eran míticos; la necesidad de un Ser Inteligente como Creador del Universo; y que, para nuestros propósitos de hoy, la investigación en un espécimen de la Hostia Eucarística reveló el tejido vivo del Corazón de un hombre traumatizado y gravemente golpeado (¡pensemos en la Pasión!). ¡Es increíble lo que la ciencia puede enseñarnos y sin duda hará mucho más! (curiosamente, una encuesta de médicos verifica que una gran mayoría cree en Dios).

La pequeña Christina Dangond fue otra joven que creía en la Verdadera Presencia. De hecho, por su amor devoto a Jesús en la Eucaristía, recibía la Sagrada Comunión casi todos los días cuando ni siquiera podía asistir a Misa debido al deterioro de su salud. Su hermoso testimonio diario de “¡JESÚS, en Ti confío!” puede muy bien ser algún día la inspiración que lleve a muchas más personas a creer, y a “cambiar el rumbo” a la cantidad de católicos que llegan a creer en la Verdadera Presencia. 

Sin duda, sabemos que ella ya está en camino de acumular más creyentes porque la fundación que ella inspiró, Build the Faith (Construyendo La Fe), continúa construyendo iglesias en las áreas más pobres del mundo para que cada vez más familias, especialmente niños, puedan venir a aprender sobre la fe ¡y recibir a Jesús en Su Santísimo Cuerpo y Sangre! Otra pequeña sorpresa: se pensaba que esta pequeña niña china tenía unos once años, ¡la misma edad que tenía Cristina cuando ella también entró en el cielo!