No te alejes en medio de la tristeza
Fr. Ed was ordained to the priesthood in May 2000 for the Archdiocese of Boston. He held three different parish assignments in the Archdiocese from 2000-2010 before his appointment to the Faculty of Saint John’s Seminary, where he was Dean of Men and Director of Pastoral Formation from 2010-2022. Fr. Ed is currently the Administrator of Sacred Heart Parish in Waltham, MA and Spiritual Director & Liaison for the Office for Homeschooling of the Archdiocese of Boston. He is the Spiritual Director for the World Apostolate of Fatima in the Archdiocese and a perpetually professed member of the Institute of Jesus the Priest of the Pauline Family.
Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna (Marcos 10: 29-30)
Jesús le dio una gran comisión a sus apóstoles antes de ascender al cielo: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. (Mateo 28: 19-20)
Qué conecta a estos dos apartes bíblicos pronunciados por Jesús? Qué representan para tí y para mí? Bueno, se trata de que nosotros estamos construyendo la Iglesia, al construir o reconstruir la fe. Estamos comprometidos a escuchar las palabras de Cristo, tomándolas dentro de nuestros corazones, donde encontramos al Espíritu Santo quien suspira en nuestro interior retándonos, preparándonos, estimulándonos para “oir nuevamente la palabra de Dios” como si estuviera siendo dicha hoy mismo, para tí y para mí. Pero construir viene con un costo!
Muy a menudo tenemos la tentación de buscar un evangelio falso, que promueve la comodidad o la prosperidad, al construir la fe. Podemos ser engañados, o podemos dedicarnos a admirar las proezas de los santos, en vez de dedicarnos a la imitación de esos seres santos. Preferimos ver las cosas desde nuestra perspectiva, en vez de verlas a través del prisma de la Cruz.
Por una parte es cierto que la mayoría de los lectores y miembros de la comunidad de Build The Faith (Construye la Fe) no están siendo llamados a una vida religiosa ni a hacer votos de estricta pobreza, ni tampoco ser relegados de sus responsibilidades reales hacia otros, especialmente el cuidado de sus niños y de su futuro. Pero aun así todos estamos llamados a dejar que el verdadero Evangelio revise nuestros pensamientos, el deseo de nuestros corazones y nuestras verdaderas necesidades.
Cuando Jesús extiende la invitación más importante al “joven rico” al decirle: “Ve, vende todo lo que tienes, y dale al pobre, y así tendrás un tesoro en el Cielo, entonces, ven y sígueme” Jesús lo hace mientras lo mira con amor, sabiendo exactamente que esto es lo que le dará realmente a este joven la verdadera felicidad. Sin embargo, desligarse de todo aquello que había disfrutado tanto le fue imposible al joven, y se alejó caminando tristemente. Mientras el joven se alejaba, el Sagrado Corazón de Jesús también estaba triste.
Jesucristo llamó a sus discípulos hace 2,000 años de la misma manera que El nos llama hoy: que dejemos todo lo que somos y tenemos frente a sus pies, para que El disponga de todo ello, a medida que El desea que nosotros reconstruyamos su Iglesia.
Una Santa de los dias modernos, que hizo eso exactamente, fue la fundadora de Build the Faith, Cristina Dangond. Ella dejó que se vaciara su corazón de sus propios deseos, gustos y preferencias, y al hacerlo se mereció la dicha más grande: de tener a Jesús totalmente vivo dentro de su alma, y ahora El ha llenado su alma con amor. Cristina se dejó llenar con la Voluntad de Dios, prefiriendo decir muchas veces al día “Jesús en tí confío”. Ella logró volverse perfectamente indiferente (en una forma realmente espiritual) deseando sólo lo que Jesús deseaba.
Por favor, toma hoy algo de tiempo durante tu oración, para preguntarle a Jesús qué es eso que El desea de tí. De qué te debes desprender? De cosas materiales? de una vieja pena, de sueños sobre tu futuro? Ten la confianza que Jesús te va a encontrar donde estés, y va a caminar contigo día por día. Nunca te encontrarás caminando hacía la lejanía, sumido en la tristeza. Nunca tendrás que sentir lástima por tí mismo, hasta que estés al frente de El, en el día del Juicio, como todos los santos lo hacen – como lo hizo Cristina- y decirle “Señor, te lo dí todo”. Entonces escucharás a Jesús decirte “Ven, tú que estás bendecido por mi Padre, hereda el Reino preparado para tí desde la fundación del mundo” (Mateo 25: 34)
Jesús en Tí Confío! Pequeña Cristina, ruega por nosotros!