“Mis momentos más conmovedores en la Jornada Mundial de la Juventud 2023”
Fr. Michael Harrington, a native of Swampscott, MA, is a Catholic Priest for the Archdiocese of Boston, and Currently the Pastor of St. Mary’s of the Annunciation Catholic Church in Cambridge. In the past he served as The Director of the Office of Cultural Diversity for the Archidiocese of Boston and is currently a Consecrated member of the Institute of Jesus the Priest (the Pauline Family).
El encuentro del mes pasado en Lisboa fue mi novena Jornada Mundial de la Juventud. La primera a la que asistí fue hace más de 30 años; y me di cuenta que cada una trae muchas sorpresas. Cuando un millón o más de jóvenes se suman de la noche a la mañana a las calles de una ciudad, siempre van a existir sorpresas, caos y un poco de confusión. Es muy normal encontrarse con filas muy largas para ir al baño y para recoger comida. También tenemos momentos de sufrimiento. Por ejemplo, cuando uno de los peregrinos se deshidrata, o cuando a uno de los grupos se le niega la entrada a un evento especial porque se encuentra completamente lleno. Siempre le digo a nuestros peregrinos que la Jornada Mundial de la Juventud es una peregrinación, no unas vacaciones. En medio de la multitud y la confusión, siempre hay momentos íntimos de profunda oración y de otras experiencias que difícilmente podrán ser olvidadas por quienes fueron testigos. Dicho esto, me gustaría compartir con ustedes tres de estos momentos.
1- El viaje previo al Día Mundial de la Juventud a Fátima: caminando hacía el Santuario principal con Juliana.
Antes de llegar a Lisboa, nuestro grupo pasó dos días en el hermoso Santuario Mariano de Fátima; un lugar donde hace cien años se le apareció la virgen con mensajes del cielo a tres pequeños pastores. En nuestra segunda noche en el Santuario, le di la opción a nuestro grupo de asistir a la procesión de las velas o de descansar. En este caso, el descanso para muchos era una opción muy acertada, ya que la noche anterior, habíamos asistido a la misma procesión, y porque específicamente ese día, habíamos caminado más de diez millas. Siendo este el caso, me sorprendió que la mayoría del grupo quisiera volver al Santuario. Ese día, Juliana y yo caminamos juntos un largo rato. Juliana era nuestra peregrina más joven, y ese día estaba cumpliendo dieciséis años. Me sorprendió que ella quisiera volver al Santuario, ya que estaba muy cansada y con un tobillo adolorido. Le pregunté por qué volvía, ella me respondió: “Porque hay muchas personas que me han pedido que ofrezca mis oraciones por ellos, quiero encender una vela en su nombre” ¡Ella me hizo tan feliz! Pensé, ¡Nuestra peregrina más joven entiende la naturaleza de este viaje! Ella está en el lugar correcto”.
2- El viaje previo a la Jornada Mundial de la Juventud: Caminando hasta las casas originales de los pequeños videntes. “Hemos llegado realmente a la Jornada Mundial de la Juventud”.
A una distancia muy corta de la Basílica principal de Fátima, hay un camino de piedras bordeado de muros a través de lo que alguna vez fueron los campos abiertos donde caminaban, jugaban y cuidaban las ovejas, los tres pequeños niños que tuvieron las visiones de la Virgen de Fátima. Allí, en estos campos, se les apareció Nuestra Señora; y en esos mismos campos, pero en un lugar diferente se les apareció “El Angel”. A lo largo del camino nos encontramos las estaciones de la cruz. Este hermoso camino, nos lleva a las casas originales de los tres pequeños visionarios de la virgen. Cuando intentamos realizar esta caminata, estábamos muy cansados y con mucho calor, sin embargo, todo eso se nos olvidó cuando comenzamos a rezar el rosario y cuando vimos a miles de jóvenes caminando junto a nosotros cantándole a Dios, y animándose unos a otros mientras cantaban los nombres de cada país al que pertenecían. ¡La Jornada Mundial de la Juventud realmente fue el comienzo! ¡Yo estaba tan felizmente! Mi grupo, cansado y agotado, cantaba y coreaba con todos los demás. ¡Alabado sea Jesucristo!
3- En las escaleras que conducen a la Iglesia de San Antonio en Lisboa: un momento sagrado con Jacobo, nuestro joven peregrino y su silla de ruedas.
En el centro antiguo de Lisboa, existe una iglesia dedicada a San Antonio. Se encuentra ubicada en el lugar que según los historiadores estaba la pequeña casa donde nació San Antonio; un lugar sagrado en medio de la ciudad. San Antonio es uno de los Santos más conocidos de la fe cristiana, y los habitantes de Lisboa se sienten muy orgullosos de su herencia. Definitivamente, como grupo queríamos visitar la iglesia. ¿Ningún problema? Adivinen. Cuando en tu grupo, hay un adolescente, Jacobo, con una discapacidad y nos toca subir las escaleras para poder entrar a la iglesia, (casi todas las iglesias en Lisboa no son accesibles para personas en silla de ruedas), debemos considerar con mucho cuidado todas nuestras opciones. Mientras nos acercábamos a las escaleras, me sentí profundamente conmovido al ver como nuestros peregrinos alzaban a Jacobo en su silla de ruedas, y subían las escaleras de la iglesia. La multitud se apartaba para dejarnos subir. ¡Era maravilloso lo que estaba pasando! Inmediatamente reflexioné sobre el pasaje de la Biblia que se refiere a cuatro amigos que ayudaron a bajar a un discapacitado a través de un techo para que pudiera llegar en medio de una multitud a Jesús. En ese momento me di cuenta que nada iba a impedir que nuestro grupo ayudara a Jacobo a vivir las mismas experiencias que vivían los otros peregrinos.
Les he descrito una muestra de muchos momentos increíbles, y a la vez conmovedores de esta Jornada Mundial de la Juventud 2023. Soy el mayor del grupo, pero la Jornada Mundial de la Juventud siempre me hace sentir joven y lleno de esperanza. ¡Alabado sea Jesucristo!