La búsqueda de Dios a través de hábitos santos
Leiri Bocanegra was born in Villalba, Puerto Rico but now resides in Massachusetts with her Husband and four children. Leiri and her husband Gustavo met in their parish youth group, “Agape,” and have been serving together ever since! You can usually find them singing together at church events and retreats! Leiri works as the Coordinator of Outreach and Evangelization for St. Mary’s Parish in Cambridge, Massachusetts. She also has a nursing background in both Geriatrics and Pediatrics. She has been a member of the Holy Family Institute for six years and enjoys Family Ministry. Her biggest accomplishment has been becoming a mother. She enjoys being able to use social platforms to help other Catholic mothers connect and assist one another through the wonderful vocation of motherhood!
Nuestras rutinas diarias son producidas por hábitos. Nuestros hábitos nos moldean, nos demos cuenta o no. Por eso, como creyentes debemos ser más conscientes de lo que engloba nuestras prácticas diarias. Hace varias semanas recibí un mensaje de una amiga con la que me había reencontrado después de muchos años. Nos conectamos a través de las redes sociales. Ella me envió un mensaje que decía: ¿me puedes compartir el número de tu teléfono? Estoy cerrando por un tiempo mis redes sociales porque realmente quiero enfocarme en Dios y mi embarazo. A veces, las redes sociales tienen un tono negativo, a veces pueden distraer y ser tristes. Solo quiero proteger este precioso tiempo”. ¡Estaba increíblemente feliz de saber que estaba haciendo esto! Se dio cuenta que necesitaba cambiar algo en su vida para mejorar y crecer íntimamente más cerca de Dios.
Como seguidores de Jesucristo, estamos experimentando continuamente la santificación; por lo tanto, nuestras prácticas deben moldearnos para ser más como él, honrar más a Dios y menos autorrealizados. Es más fácil decirlo que hacerlo cuando nuestra carne pecaminosa desea otras cosas o se desvía cuando algo más capta nuestra atención. Aunque tengamos el deseo de ser como Jesús, nuestra pecaminosidad y egoísmo pueden interponerse en nuestro camino. Por eso es importante que mantengamos nuestra conexión diaria con el Espíritu Santo a través de la oración, la reflexión y la adoración constante.
Como la mayoría de las personas en estos días, me he encontrado perdiendo el tiempo y perdiendo el enfoque de lo que realmente me importa como cristiana. Al igual que mi amiga, desde entonces me he dado cuenta que el tiempo es precioso. He cuidado diligentemente ese tiempo que me ha permitido estar más presente para mis hijos, esposo y amigos. Ahora empiezo mis días con la oración y la reflexión. A menudo intento leer el Evangelio y rezar el rosario con mis hijos. Trato de llevar un diario y visitar el Santísimo Sacramento tan a menudo como puedo. ¡Descubrí que estos hábitos que he adoptado han formado mi estado de ánimo diario y me han ayudado a llevar mi día de una manera más pacífica, a pesar de la agitada rutina de ser madre de cuatro hijos! “¿De qué otra manera podría pasar mis días sin la mano del Señor guiándome?”
¡A veces, desconectarse de las cosas terrenales te da una conexión más fuerte con las cosas celestiales! ¿Qué pasa contigo? ¿Cómo comienzas tu día? ¿Te estás acercando más a Dios a través de tus hábitos diarios o te encuentras alejándote de él? Gálatas 5:16 dice: “Os digo, pues, andad en el espíritu, y ciertamente cumpliréis los deseos de la carne”. ¡El Espíritu nos ayuda en nuestra santificación para que podamos buscar la santidad, nos ayuda con nuestro autocontrol y nos da el poder para luchar contra los hábitos impíos!
Formar hábitos santos requiere tiempo, paciencia, perseverancia y sacrificio. Cuando tomamos tiempo para reflexionar sobre nuestros ritmos diarios, tomamos conciencia de nuestras prácticas diarias y aprendemos qué nos hace bien y qué nos aleja de Dios. Debemos examinar nuestros hábitos y cambiar aquellos que son tóxicos, teniendo en cuenta que nuestros hábitos deben estimularnos en la santidad. De eso se trata la santificación. Cuando vivimos nuestra vida diaria buscando caminar en santidad y estando abiertos a la formación espiritual, ¡crecemos en santificación! ¡Mantengamos los ojos fijos en Jesús y descansemos y confiemos en su gracia, especialmente en el momento del fracaso, buscando siempre el camino correcto!