“El Amor del Padre: Un Salvavidas Más Allá de la Doctrina”
Este Domingo pasado de la Trinidad fuimos invitados a adentrarnos en el misterio de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo, un solo Dios en tres personas, ¡precisamente en el Día del Padre! La Trinidad no es un enigma que debe resolverse, sino una relación en la que debemos entrar.
Durante las últimas semanas, la iglesia nos ha guiado a través de celebraciones centradas en las distintas personas de la Trinidad, y hoy reflexionamos sobre Dios Padre. El vínculo de amor entre un padre y su hijo no conoce límites. Protege, se sacrifica, persevera. Ese vínculo refleja el amor que Dios Padre tiene por su hijo y por nosotros. La paternidad y el ser paternal pueden tomar muchas formas, pero dondequiera que el amor se ofrezca libre y desinteresadamente, brilla la imagen de Dios Padre.
Como cristianos, estamos llamados a ser padres para muchos, especialmente para quienes enfrentan desafíos, dificultades y sufrimientos cada día. Yo vi esa paternidad en acción en mi propio padre cuando era muy joven. Mi padre trabajaba como oficial de policía en la fuerza policial irlandesa, conocida oficialmente por su nombre en gaélico: An Garda Síochána, que se traduce directamente como “guardianes de la paz”. Aquella noche en particular, mi padre trabajaba en el turno nocturno. Alrededor de las tres de la mañana, recibió una llamada sobre un grave accidente entre una motocicleta y un camión. Cuando mi padre llegó a la escena, vio de inmediato que el joven motociclista había fallecido. Pero al examinarlo más de cerca, se dio cuenta que conocía a la víctima. Era el hijo de unos vecinos nuestros que vivían a solo unos cientos de metros de nuestra casa. A mi padre le asignaron la tarea de informarles a nuestros vecinos que su único hijo —de hecho, único hijo— había fallecido.
Mi padre llegó a la casa de nuestros vecinos alrededor de las 4:30 a.m. Se quedó sentado en el auto patrulla preparándose para ser el portador de la noticia más terrible que un padre podría recibir. Mientras estaba allí, se dio cuenta que el único regalo que podía ofrecer a esos padres era permitirles disfrutar de una última noche de sueño sin interrupciones, antes de ser catapultados a una vida de dolor y tristeza. Fue una noche tranquila, así que mi padre simplemente se quedó ahí, rezando por el joven, por sus padres y por él mismo, para encontrar la fuerza para lo que venía. Nunca habló mucho del incidente después, pero estoy seguro de que mientras esperaba, pensaba en su propia familia durmiendo unas casas más arriba. Yo no tenía más de cinco años en ese momento, pero estoy seguro que pensó en cómo se sentiría si alguien viniera a darle la noticia que él estaba a punto de dar a esos padres.
A las 7:00 a.m., mi padre se acercó a la casa para informar a los padres que su hijo había muerto. Años después, cada vez que alguno de nosotros se encontraba con nuestros vecinos, ellos siempre mostraban una enorme gratitud por la decisión de mi padre de permitirles dormir una última noche en paz. En apariencia, fue un acto paternal sencillo, pero en realidad, fue una afirmación para esos padres que, en su increíble momento de dolor y sufrimiento, había alguien que se preocupaba por ellos, que tenía compasión y que estaba dispuesto a acompañarlos. Una persona con la disposición de imitar el amor que Dios Padre tiene por cada uno de nosotros.
Así que hoy, no dejemos que la Trinidad sea solo una doctrina que recitamos, sino una relación que vivimos. Abramos nuestros corazones al amor del Padre, sigamos el ejemplo del hijo, y caminemos en el poder del Espíritu Santo. Y recordemos siempre: el amor del Padre no es una teoría, es una tabla de salvación. Son los brazos del amor que nos levantan de la oscuridad hoy y cada día.

Deacon Brendan Brides , a native of Ireland, was educated by the Presentation Brothers in Cork City, Ireland. Deacon Brendan emigrated to the United States in 1986. Shortly thereafter, he met his wife, Gail. They married in the early nineties and have resided in Sandwich ever since. They have a son, Patrick, who grew up attending religious education and serving as an altar server for many years at Christ The King Parish. Patrick now serves in the United States Navy. Deacon Brendan worked for many years as a building contractor on Cape Cod where he oversaw the construction of many fine houses in his career. In 2013 he decided to accept a position as building commissioner for a local municipality. He continues in that position today.
After his ordination by Bishop Coleman to the permanent diaconate in 2013, Brendan was transferred to Saint Johns in Pocasset. He spent six and a half years there serving the people of Bourne. He and his wife Gail returned to Christ the King in 2021 and although they sincerely miss the great people of Saint Johns, they are very happy to be back at their home parish of Christ the King. Besides being active at Christ the King, Deacon Brendan is currently a mentor for gentleman that is going through the permanent deacon program and he is also actively involved in assessing the latest class of applicants to the permanent diaconate for the Diocese of Fall River.