Solemnidad de Cristo Rey
Colleen M. Donohoe was born and raised just North of Boston, the youngest of 7 children. She is the proud “Auntie” to 17 nieces and nephews and 5 great nieces and nephews who bring tremendous joy to her life! For the past 25 years, Colleen has served in a variety of roles in the Archdiocese of Boston, primarily as a Catholic Educator. After spending many years as a theology teacher and campus minister, she currently serves as the Associate Superintendent of Catholic Identity and Respect Life Educator for the Archdiocese of Boston Catholic Schools. It is a great honor and blessing for Colleen to continue little Christina Dangond’s legacy to “Build the Faith” wherever and however God calls.
¡Nuestro mundo se transformará, cuando todos los hijos de Dios conozcan a su Rey! (Anónimo)
Estas hermosas palabras compartidas recientemente por un obispo son un recordatorio de a quien vamos a celebrar hoy, ¡Jesucristo, Rey del Universo! Recuerdo, que en mi infancia viví y crecí en el punto más alto de una colina. Mis hermanos, primos, amigos del vecindario y yo; disfrutábamos jugando al “¡Rey de las Montañas!” Se trata de un juego infantil en el cual todos los participantes subían a lo más alto que encontráramos (tal vez una gran pila de tierra o en la punta de un árbol) … ¡lo que pudiéramos encontrar! y proclamaran “¡Soy el Rey de la Montaña!”
Este juego tan sencillo de subir hasta lo más alto se puede aplicar hoy en día a muchas personas. Muchos quieren ser vistos o conocidos como el “rey” de esto o de aquello, tener la mejor casa o el mejor auto, tener muchos bienes materiales; tener el mejor trabajo, o quizás hasta tener un buen estatus social; ¿la búsqueda de bienes materiales o de un buen estatus social elimina nuestras preocupaciones? ¡Por supuesto que no!
La primera lectura del día de hoy según Ezequiel nos habla de la imagen de Cristo Rey como un Buen Pastor. En medio del sufrimiento, la discordia, los desafíos y todas aquellas preocupaciones que tenemos acerca de la familia, finanzas, hijos, la paz mundial (¡y las preocupaciones e incertidumbres que nos mantienen toda la noche despiertos!), siempre recordamos que Cristo nuestro Rey, permanece firmemente sentado en su ¡Trono! El es el Alfa y el Omega; es aquel que viene a pastorear a su pueblo. ¡Su vida, muerte y resurrección nos demuestran que nuestro Rey no tiene miedo a oler como sus ovejas! Nuestro Rey vino a nosotros como un niño indefenso e inocente, nacido en un establo y que dependía completamente de sus padres para crecer y florecer en este mundo. Nuestro Rey dejó este mundo golpeado, magullado, burlado y ridiculizado; con una corona de espinas en su cabeza y colgado en una cruz de madera… todo lo opuesto a lo que tenemos nosotros de la imagen del Rey de Reyes.
¿Pero por qué? ¿Por qué nuestro Rey pudo sumergirse en un establo sucio o someterse a un sufrimiento tan grande hasta morir? Cristo Rey cree que tú y yo valemos cada gramo del sufrimiento y dolor al cual fue sometido. Nos consideró dignos. Esa realidad sirve como un testimonio de nuestra entrega a Dios, y a su voluntad. ¡No sé ustedes, pero la humildad, la entrega y la confianza son algunos de mis mayores desafíos en esta vida! Como mucha gente y como la famosa canción que cantó Frank Sinatra; quiero las cosas “a mi manera”; a mi tiempo, pero sin dudar en ningún momento, ¡el tiempo de Dios y sus caminos son perfectos!
El profeta Ezequiel nos recuerda de una manera muy bella que cuando confiamos en el plan de Dios y nos rendimos a su voluntad, todo estará bien. No tenemos que preocuparnos por aquello que no está bajo nuestro control. ¡Cristo Rey nos está invitando a orar y a entregarle TODO A EL, y a ver como nuestras vidas y nuestros mundos serán transformados! ¡El es un Dios de promesas, que hace TODAS las cosas nuevas!
“Yo mismo me encargaré de buscar y de cuidar a mi rebaño. Como un pastor que cuida de sus ovejas cuando están dispersas, así me ocuparé de mis ovejas y las rescataré de todos los lugares donde en un día oscuro y de nubarrones fueron dispersadas. Yo mismo me ocuparé de mis ovejas, yo las llevaré a descansar, afirma el Señor. Buscaré a la que esté perdida, volveré a traer a la que esté extraviada, curaré a la que esté herida, reanimaré a la que esté enferma, velaré por la que esté sana; las cuidaré con justicia” (Ezequiel 34:11b-12, 15-16)
¡JESUS, MI SEÑOR, MI DIOS Y MI REY, EN TI CONFIO!