La llamada de la Madre de Dios.
Fr. Ed was ordained to the priesthood in May 2000 for the Archdiocese of Boston. He held three different parish assignments in the Archdiocese from 2000-2010 before his appointment to the Faculty of Saint John’s Seminary, where he was Dean of Men and Director of Pastoral Formation from 2010-2022. Fr. Ed is currently the Administrator of Sacred Heart Parish in Waltham, MA and Spiritual Director & Liaison for the Office for Homeschooling of the Archdiocese of Boston. He is the Spiritual Director for the World Apostolate of Fatima in the Archdiocese and a perpetually professed member of the Institute of Jesus the Priest of the Pauline Family.
La semana pasada viajé con cincuenta y cinco personas, a una peregrinación a un pequeño pueblo situado en el país de Bosnia-Herzegovina llamado Medjugorje; donde desde 1981, han visitado y siguen visitando millones de peregrinos. Muchos de esos peregrinos, han venido con el deseo de poder ver a la Gospa (Nuestra Señora en croata); algunos con dudas e inquietudes, pero siempre con el anhelo de acercarse a su hijo Jesucristo.
A lo largo de los 42 años que tiene este fenómeno, muchos jóvenes y no tan jóvenes; creyentes y no creyentes; sanos y enfermos, han sido tocados por la gracia de Dios de alguna manera: conversiones, curaciones espirituales, curaciones físicas y mentales, reconciliaciones con familiares, claridad vocacional; o simplemente edificados por la fe de otros peregrinos.
Ya sea que la Iglesia Católica apruebe, desapruebe o continúe sin ninguna declaración acerca de las supuestas apariciones a seis niños, adultos hoy en día; quedarán al discernimiento de la Santa Sede; pero si algo es seguro, es que muchas personas están buscando a Dios, están tratando de conseguir un significado a sus vidas, y están buscando una esperanza en el mundo, dentro de las bellas colinas de Medjugorje. Incluso, si uno no viajara a Medjugorje, podría sentir la paz con la que regresan los peregrinos de su hermoso peregrinaje: ¡paz!
Las palabras más famosas que se escuchan en Medjugorje son: “Mir, Mir, Mir,” lo que traducido del croata quiere decir Orar, Orar, Orar. Al igual que las apariciones aprobadas de Fátima, la petición de oración por la paz debe realizarse mediante el rezo diario del santo rosario. Sin embargo, la petición constante de Nuestra Señora en cualquiera de las apariciones aprobadas por la Iglesia, es la conversión y el regreso a Dios. Aunque cada aparición de Nuestra Señora a lo largo de los siglos ha tenido aspectos únicos dependiendo del siglo, la región del mundo y a quién se aparece, los mensajes son consistentes en su llamado: ¡volver a su Hijo, Jesús!
Responder a este llamado, es la gran obra de todo cristiano; de todo discípulo de Jesús. Debe de hacerse con fe, esperanza y amor. Esta es la llamada a la que la pequeña Christina Dangond respondió con todo su ser, haciéndose con frecuencia eco de las palabras de la propia Virgen, la cual fue la primera de los discípulos de su hijo: “Hágase tu voluntad”. El pedido de la madre de Dios es para nosotros sus hijos una expectativa: “Haced lo que El os diga”.
El mantra de la vida de la pequeña Christina “¡Jesús, yo en ti confío!”. Es el epítome de una vida construida sobre la fe, sobre la esperanza. Es una vida construida sobre el “cimiento de roca” de la iglesia. Tal vez es por eso que siempre la podíamos ver con una sonrisa dibujada en su rostro, a pesar del sufrimiento que le causaba su enfermedad, y que tuvo que soportar gran parte de su corta vida. Edificar la fe en Jesucristo era su misión terrenal, (y ahora celestial); se está cumpliendo a través del fundamento que ella inspiró y estableció en su corta vida: literalmente “edificar” la fe de la iglesia en muchos países, mediante la construcción de iglesias, conventos y centros de retiros; y ofreciendo a jóvenes y adultos la oportunidad de profundizar en su fe.
Edificar la Iglesia, el cuerpo de Cristo, es edificarla con “piedras vivas”; el pueblo de Dios. Esta gran obra es ayudar a otros a ser santos inocentes, puros e inmaculados. Es traer paz y alegría a los corazones de todos los que anhelan encontrar al único Dios verdadero, y esta gran obra siempre está bajo el manto de María, la Madre de Dios. Se puede decir que la fundación Build the Faith es la respuesta de la pequeña Christina al llamado de la Madre de Dios. Ese llamado está atrayendo a decenas de miles de personas a Jesús. Ahora, por supuesto, no sé si la Santísima Madre alguna vez se le apareció a la pequeña Christina; lo que sé es que esto nunca fue necesario para que ella viviera un llamado tan radical a la Evangelización: construir la fe. Sin embargo, puedo decir que cuando visité a la pequeña Christina en el hospital 48 horas antes de ir al encuentro con nuestro Señor, y mientras rezaba el rosario con su familia, realmente sentí la presencia de la Madre de Dios como en ningún otro momento de mi vida; pero eso también quedará para que la iglesia lo considere; tal vez más temprano que tarde.