Eres lo suficientemente débil para ser un Santo?
My name is Andrea Povero. I was born in a town called Ivrea, close to Turin, Italy.
I am almost 35 years old and I am the last one of 4 children.
When I decided to enter the seminary, I chose to enter into a “missionary seminary.” I went to a retreat close to Rome and there, together with 300 young men, I put my name into a basket. In another basket were the names of the all the missionary seminaries around the world. When my name was pulled from one basket, it was matched with the name “Boston” from the other basket.
I was sent to Boston in November 2007. I became a priest by the grace of God on May 19, 2018.
For the past three years I have been the Parochial Vicar of three parishes: St. Thomas Aquinas and Our Lady of Lourdes in Jamaica Plain and Saint Mary of the Angels in Roxbury.
La semana pasada fuí invitado a participar en una reunión titulada “El Camino a la Santidad”. Varias personas intervinieron y muchos documentos diferentes fueron leídos. Durante estas intervenciones escuché muchas palabras mencionadas, como “devoción”, “pureza”, “oración”, y “perseverancia”. Sin embargo, de alguna manera me sentí “robado” porque la palabra más importante relacionada con la Santidad nunca fue mencionada: “debilidad”.
Uso la palabra “robado” a propósito porque a menudo experimento que incluso dentro de la Iglesia no somos acordes con la autenticidad única del mensaje Cristiano, el cual es la gratitud por el Amor de Dios. Muy frecuentemente he tenido la impresión que el mensaje que llevamos es “Intenta, intenta nuevamente, intenta más fuerte aún…” o el dicho famoso “Dios ayuda a quienes se ayudan a sí mismos”…y yo digo: y que le pasa a aquellos que no se pueden ayudar a sí mismos? y que tal aquellos que lo han estando intentando incesantemente pero no han logrado cambiar? Que tal cuando un Santo del calibre de San Pablo dice ” Porque yo no entiendo mis propias acciones. Porque no hago lo que quiero, sino la cosa que más aborrezco…Porque tengo el deseo de hacer lo que es bueno, pero no lo puedo lograr,” (Romanos 7:15) lo cual es como decir “Yo sé lo que es bueno, pero no puedo ayudarme a mí mismo, por mucho que lo intente, no puedo hacerlo”.
Si perdemos de vista a la Antropología Cristiana, es decir, si no somos conscientes de nuestra naturaleza herida por el pecado e inclinada a la maldad, perdemos también de vista al misterio de la Salvación! Así nunca podremos experimentar ser salvados por Jesucristo! Nuevamente, San Pablo articula esta realidad de una forma bella: “ Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.!!Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Romanos 7: 21-24).
El camino a la santidad empieza exactamente aquí: en el reconocimiento de ser pobre, frágil, débil, e incapaz de seguir la ley de Dios. Por esto es que Cristo, en el Evangelio de Mateo, comienza su misión pública con estas famosas palabras: “Benditos son los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos” (Mateo 5:3). Los “pobres de espíritu” son aquellos que saben que necesitan ayuda, porque de otra forma estarán condenados. Pueden ustedes ver como Cristo comprende nuestra naturaleza! Cuantos jóvenes no anhelan ser felices, pero se encuentran atrapados por las drogas, el alcohol, o el resentimiento contra sus padres! Ellos, utilizando el lenguaje de San Pablo, quieren hacer cosas buenas, pero por el contrario, hacen lo que aborrecen. Cuantas veces en un matrimonio los cónyuges desean amarse y perdonarse unos a otros, pero se encuentran incapaces de hacerlo! Cuantos divorcios ocurren por esto! Esta es nuestra naturaleza esclavizada por el pecado! Pero, como dice San Pablo: “ Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Porque a través de Jesucristo la ley del Espíritu que da vida te ha liberado de la ley del pecado y la muerte” (Romanos 7:25).
El Cristianismo es el anuncio de la Gracia! En mi vida personal, la puerta de entrada a la vida de Dios ha estado: en mis errores, porque a través de ellos reconocí la misericordia de Dios; en mis preocupaciones y temores, porque a través de ellos vi la Providencia de Dios; y, en mis sufrimientos y humillaciones, porque a través de ellos vi la Gloriosa Cruz de Cristo!
Existe un espacio entre mi deseo de hacer el bien y mi imposibilidad de hacerlo. Este espacio es donde Dios actúa haciendo posible lo que es imposible para mí. Este espacio se llama “debilidad”. Este espacio es donde la santidad de Dios se vuelve visible. Este es el lugar donde viven los Santos…eres lo suficientemente débil para ser un Santo?