Arte y Oración
En la pintura sobre la Anunciación, la sencillez de sus líneas, la presencia Trinitaria, la bóveda azul, la mirada de confianza y júbilo del Angel anunciador, vestido con un traje ceñido a la cintura que cae en grandes pliegues que cubren sus pies, y la pureza del «Sí» que cruza los brazos en señal de humilde aceptación siempre me cautivaron. Comenzaba el momento redentor de aquella tarde en el Edén cuando nuestros padres, ahora sumisos y arrepentidos, fueron tentados por el mal. Las figuras del Arcángel y la joven doncella son delicadas y transmiten dulzura y serenidad. Los colores son suaves y proporcionan delicadeza a los personajes. En esta obra maestra del arte renacentista, todo invita a elevar la mente a aquel momento redentor en que el hijo de Dios es anunciado como Salvador de la humanidad. Esta pintura tiene una función devocional hacia María y contribuye a fortalecer la fe de quienes la miramos. Se dice que su autor, Guido di Pietro (Fra Angelico), nunca tomó los pinceles sin antes rezar.
Hace algunos años estuve de pie frente a ella, en el Convento de San Marco, en Florencia, durante más de una hora, estática, sin poder moverme y sumergida en su significado. Había una riqueza oculta como una fuente de la que brota un río de gracia y en la que se escucha la voz de Dios. Ese día entendí que a veces lo que nos cambia no es lo que hacemos, sino el tiempo que pasamos con el Señor en oración como dice el P. Bert Daelemans SJ en su artículo “Los Ejercicios y el Arte”.
El arte ofrece un campo infinito para la oración, crea espacios para escuchar a Dios. En este caso, la obra ofrece un momento de la historia de la salvación que nunca terminamos de meditar, entender o celebrar. La Virgen se hace más cercana, sensible e incluso corpórea. Al mirar esta pintura, puedo imaginarme, entender, lo que pasó y la experiencia de entrar en el misterio de Dios es de una abrumadora fecundidad. Rezar con el arte ofrece una comunicación directa con la realidad, sugiere, evoca y no obliga a una única lectura o interpretación.
Contemplar una obra de arte abre un espacio que señala el camino a seguir. En el texto bíblico (Lc 1, 26-38), el espacio se amplía y surgen preguntas para conectar lo contemplado con las experiencias de vida. La palabra de Dios se encarna concretamente, dejando un espacio abierto en el que podemos entrar.
Esta imagen de la Anunciación me invita a ponerme en marcha, a seguir adelante, a vivir el Adviento cuando llegan las promesas de Salvación! Sentir y gustar interiormente estas cosas son las que llenan mi corazón. En parte, esta experiencia de transformación profunda, que mueve los sentidos y eleva el alma, se la debo a mi madre, que siempre me guio a mirar más allá y a adentrarme en las escenas de las pinturas que me mostraba. Gracias a ella, rezar con el arte se me hizo fácil. Rezar con el arte significa poder encontrarme con Dios y con su mensaje en la obra. Es importante darle a la obra su tiempo y su espacio, admirarla en silencio y escuchar lo que quiera comunicarnos. Para mí es escuchar lo que el Espíritu Santo quiera decirme a través de ella. La contemplación, en efecto, es un ejercicio de escucha; rezar con el arte significa esencialmente contemplar y escuchar lo que Dios dice dentro de nosotros.
Espero volver a ver en persona el cuadro de la Anunciación del Beato Angélico, donde la redención comienza en el vientre virginal de la humilde servidora del Señor.
Paula Gómez Victorica was born in Buenos Aires, Argentina. She was a contemplative nun of the Order of St. Benedict for 20 years. She has lived in Massachusetts since 2001. Paula is a Certified Spiritual Director. She is now studying for a Post-Master’s Certificate in Ignatian Spirituality at the Clough School of Theology and Ministry at Boston College. She currently teaches Biblical Spirituality in asynchronous online courses at the same School. She serves as Director of the Faith Formation Program at St. Ignatius Parish, Chestnut Hill, MA, and also coordinates the Hispanic Community.