La Ilusión de la Autosuficiencia
Claudia and her husband Juan have shared many wonderful years together in Houston. As their four amazing kids are almost all gone to college, the couple is finding joy in spending more time in Claudia’s hometown of Valledupar, Colombia, embracing the chance to be closer to their family.
A passionate entrepreneur, Claudia’s spirit shines through her flourishing online women’s accessories business. Though the past four years have brought with them the challenge of chronic pain, she has persevered, her faith unshaken. Through this journey, her relationship with God has blossomed, and she is filled with gratitude for the blessings in her life.
In the face of adversity, Claudia remains a beacon of hope and acceptance, understanding that His will guides her path. With unwavering optimism, she openly shares her testimony, inspiring others with the knowledge that, through faith and love, things can always get better.
Siempre me ha gustado planear. Desde temprana edad, traté de trazar meticulosamente el curso de mi vida. Tenía todas mis metas cuidadosamente delineadas. Pensaba que sabía lo que era mejor para mí, y cualquier desviación de mi plan era recibida con resistencia. Al llegar a la vida adulta, enfrenté numerosos desafíos y obstáculos inesperados. Las relaciones se desmoronaron y las aspiraciones profesionales cambiaron. A pesar de mis mejores esfuerzos, parecía que tropezaba en la vida sin un sentido claro de dirección.
Fue solo después de muchos golpes, que comencé a cuestionar mi enfoque. Mi incesante búsqueda de metas personales me dejaba emocionalmente agotada e incluso espiritualmente desconectada. Aunque, en ese momento, creía que estaba siguiendo el plan de Dios para mí, no fue hasta que decidí desacelerar, soltar mis planes y recurrir a Dios para orientación, que las cosas comenzaron a tener más sentido.
Desacelerar era un concepto ajeno para mí. Nunca lo habría hecho por mí misma, pero Dios encontró una forma de hacerlo de manera muy sutil. Comencé a incorporar más momentos de oración y reflexión en mi rutina diaria y me permití abrazar el silencio como medio para escuchar la voz de Dios. Empecé a reconocer sutiles impulsos e intuiciones que previamente había ignorado, y finalmente pude sintonizar esas suaves indicaciones que me instaban a reconsiderar ciertas elecciones y actitudes.
Ojalá pudiera decir que esta transformación sucedió de la noche a la mañana, pero no fue así. Tampoco ha terminado, apenas estoy comenzando. Pero escuchar a Dios y confiar en Su guía requiere tiempo y paciencia. Todavía tengo muchos momentos de duda y frustración, pero debo admitir que el viaje en sí es un testimonio de la gracia de Dios.
Permitir que Dios guíe mis decisiones ha cambiado profundamente mi vida. Mi carrera tomó giros inesperados, que nunca me habría imaginado. Más importante aún, he encontrado un profundo sentido de paz y propósito que me hacía mucha falta.
En un mundo que a menudo glorifica la rapidez y autonomía para tomar decisiones, mi viaje personal me ha enseñado a desacelerar y escuchar a Dios antes de tomar cualquier decisión. Es una práctica que me ha brindado claridad en momentos de confusión, fuerza en tiempos de debilidad, y un profundo sentido de realización al rendirme a un plan más grande que el mío. Espero que esto te inspire a desacelerar y confiar en que Dios siempre te está llevando de la mano.