Jubileo y apertura de la Puerta Santa
Invitación a rezar
La Puertas de las basílicas papales y las de todas las Catedrales del mundo, durante el Año Santo jubilar 2025, se abrirán en una “ocasión especial para meditar sobre el gran don de la misericordia divina que siempre nos espera y sobre la importancia de la conversión interior, necesarios para poder vivir los dones espirituales otorgados a los peregrinos”.1 El Papa Francisco nos invita a preparar este tiempo intensificando la oración como diálogo personal con Dios, una invitación que debe conducirnos a reflexionar sobre nuestra fe, sobre nuestro compromiso en el mundo de hoy, en los diversos ámbitos donde estamos llamados a vivir. En este año podremos convertirnos en auténticos “peregrinos de esperanza” que caminan hacia el Señor, que nos espera a todos los humanos con brazos de misericordia y perdón.
Durante su Pontificado, Francisco nos enseña que rezar es vivir en el presente la misericordia de Dios que Jesús, misericordiae vultus (el rostro de la misericordia), vino a enseñarnos con su vida. Su misericordia es un océano que nos inunda en un abismo incomprensible tocando lo más profundo de nuestra alma. Después de un rato de oración la conversación fluye como cuando hablamos con un amigo que admiramos, le damos gracias, le pedimos perdón, le compartimos nuestras necesidades materiales, y al que también le pedimos consejo. Entonces el dulce bálsamo de su amor se derrama en nosotros provocando intensos momentos de consolación. Aquí en nuestra condición de criatura frente a su Creador se da un maravilloso momento de equilibrio entre contemplación y acción. La mano herida de Jesús toca mi corazón en su dimensión física. No hay misericordia sin contacto, no hay contemplación que no lleve a la acción. El Padre nos espera, nos invita a un encuentro, y con el abrazo se da la dimensión propia de la misericordia en el tiempo y el espacio. Tenemos que orar para prepararnos a recibir la misericordia del Padre en este Año Santo, para sentir en el corazón las manos heridas del Hijo que nos envían a sanar las heridas de la humanidad.
El Papa quiere que nos prepararemos a recibir la misericordia de nuestro Padre Dios que siempre nos espera y nos perdona de una manera especial en el Jubileo. El Papa quiere que todos vivamos profundamente este acontecimiento de gracia y experimentemos la fuerza de la esperanza de Dios. En Marzo comentaba que “la oración nos transforma: apacigua la ira, sostiene el amor, multiplica la alegría, infunde la fuerza para perdonar”.2 Cuando entremos por la Puerta Santa seremos transformados para vivir una vida nueva tocados por la Misericordia de Dios. El Papa quiere que en el Año Jubilar después de haber estado más tiempo en presencia de Dios para escucharlo y adorarlo, le ofrezcamos una gran sinfonía de oración. Por eso, dijo, el objetivo de este año es favorecer la relación con Dios mientras llenamos nuestro corazón de fe, esperanza y caridad.
El documento “Enséñanos a Orar2” para Vivir el Año de la Oración en preparación al Jubileo 2025, dice que la oración debería ser para el cristiano «el respiro de la vida» capaz de no interrumpirse nunca «ni siquiera cuando dormimos». La oración es el lugar en el cual los cristianos nos reconocemos parte de la «única familia de Dios», porque llamamos a Dios Padre Nuestro. Todo en la Iglesia nace en la oración, y todo crece gracias a la oración. La oración es la que abre la puerta al Espíritu Santo, que es quien nos inspira para ir adelante.
Que María, Nuestra Señora del Camino y de la Esperanza abra las puertas de nuestros corazones a la misericordia y el perdón que son frutos del Año Santo Jubilar.
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1 Papa Francisco, “2024 – Año de la Oración,” Dicasterio para la Evangelización, Jubileo 2025, enero 2024, https://www.iubilaeum2025.va/en/giubileo-2025/verso-il-giubileo/2024-anno-della-preghiera.html
2 Papa Francisco, “2024 – Año de la Oración,” Dicasterio para la Evangelización, Jubileo 2025, enero 2024, https://www.iubilaeum2025.va/en/giubileo-2025/verso-il-giubileo/2024-anno-della-preghiera.html
Paula Gómez Victorica was born in Buenos Aires, Argentina. She was a contemplative nun of the Order of St. Benedict for 20 years. She has lived in Massachusetts since 2001. Paula is a Certified Spiritual Director. She is now studying for a Post-Master’s Certificate in Ignatian Spirituality at the Clough School of Theology and Ministry at Boston College. She currently teaches Biblical Spirituality in asynchronous online courses at the same School. She serves as Director of the Faith Formation Program at St. Ignatius Parish, Chestnut Hill, MA, and also coordinates the Hispanic Community.