Agosto: Mes del Inmaculado Corazón de María
Últimamente, me he encontrado contemplando el Inmaculado Corazón de María, tan lleno de gracia, pureza y compasión. Al reflexionar sobre su bondad, reconozco cómo su corazón ha guiado mi vida con serenidad y poder. Cada uno de nosotros tiene un camino, una historia marcada por alegrías, pruebas y momentos de tranquilidad en los que nos encontramos con Jesús. En esos momentos, nuestros corazones buscan unirse al suyo. Para mí, es el corazón de nuestra Santa Madre quien nos guía: una presencia dulce y fiel que siempre señala a su hijo.
Mientras escribo este blog, la vida no está resultando como la imaginaba. Si bien estoy llena de gratitud por este hermoso bulto de amor que es mi familia, debo admitir que estos días de verano a menudo se desarrollan lejos de los planes que tenía.
Los niños ya están en casa para las vacaciones de verano, y entre el caos en la mesa de la cocina, el desorden constante y el interminable “¿Mamá, puedes…?” Es difícil encontrar un momento para respirar, y mucho menos para conectar con mi esposo de la manera tranquila y significativa que ambos anhelamos. Las conversaciones que antes fluían libremente, ahora se pierden entre las tareas, los bocadillos y las peleas entre hermanos. Sin embargo, en medio de esta hermosa y caótica temporada, estoy aprendiendo, poco a poco, que la paz no siempre se encuentra en el orden perfecto ni en los momentos de tranquilidad. A veces, la paz consiste en confiar en el proceso mismo de la vida familiar. El esfuerzo, las interrupciones, las risas, las lágrimas: cada una moldea nuestros corazones y fortalece nuestra fe.
Por eso me apoyo en la gracia. Me fortalezco en el Inmaculado Corazón de María, quien sin duda conoció la belleza y el peso de la vida familiar. Y confío en que, incluso en los días más difíciles, el amor crece aquí: en el caos, en el ruido, en las oraciones silenciosas que se susurran entre todo.
En este mes dedicado al Inmaculado Corazón de María, que nos abramos a su guía, su intercesión y su amor maternal, acercándonos al Sagrado Corazón de Jesús a través de ella. La devoción al Inmaculado Corazón de María nos invita a reflexionar sobre las emociones de alegría y tristeza que experimentó a lo largo de su vida. Cuando contemplamos una imagen de su Inmaculado Corazón, a menudo vemos un corazón ardiente, coronado de espinas y traspasado por una espada. Esta imagen nos recuerda el profundo sufrimiento de María, unido al de su hijo, Jesús.
Para las madres, el Inmaculado Corazón de María es un poderoso apoyo espiritual. Ofrece un modelo de amor maternal, intercesión en oración y un santuario para la renovación espiritual. A través de la devoción a su corazón, las madres se inspiran a cultivar virtudes como la compasión, la paciencia, el altruismo y una fe profunda, imitando el ejemplo de María. Su corazón llama a todas las madres a nutrir a sus familias con amor y a acercarse cada vez más a Dios.
El Inmaculado Corazón de María es una profunda fuente de fortaleza y aliento para nosotras, las madres. Nos recuerda nuestro llamado divino y nos empodera para perseverar en la hermosa, aunque a menudo desafiante, vocación de la maternidad. El corazón de María se describe con frecuencia como un lugar de refugio, un santuario de seguridad, consuelo y paz. En momentos de agotamiento, preocupación o desánimo, las madres podemos recurrir al amor de María y encontrar consuelo. Su corazón tarde comprende las pruebas únicas que enfrentan las madres y nos ofrece apoyo y consuelo espiritual. Al meditar en el ejemplo de María, las madres nos sentimos inspiradas a profundizar nuestra relación con Dios y a vivir nuestra fe con plenitud. Su confianza inquebrantable en la voluntad de Dios se convierte en un modelo de santidad no solo para nuestro camino personal, sino también para la base espiritual que construyen en nuestras familias.
Que el mes de agosto sea fructífero para todos nosotros y nuestras familias. Que nuestros corazones se unan al corazón de nuestra Santa Madre y se transformen en Jesucristo, para que podamos afrontar nuestras luchas y desafíos con amor, disposición al sacrificio y un espíritu de aceptación. Que nuestra Santísima Madre sea nuestro refugio y nuestra protección, guiándonos cada vez más cerca de los brazos amorosos de su hijo, Jesucristo. Amén.

Leiri Bocanegra was born in Villalba, Puerto Rico but now resides in Massachusetts with her Husband and four children. Leiri and her husband Gustavo met in their parish youth group, “Agape,” and have been serving together ever since! You can usually find them singing together at church events and retreats! Leiri works as the Coordinator of Outreach and Evangelization for St. Mary’s Parish in Cambridge, Massachusetts. She also has a nursing background in both Geriatrics and Pediatrics. She has been a member of the Holy Family Institute for six years and enjoys Family Ministry. Her biggest accomplishment has been becoming a mother. She enjoys being able to use social platforms to help other Catholic mothers connect and assist one another through the wonderful vocation of motherhood!