Pongamos las Cosas en Orden

Mother María Elena Martínez is a nun, born in Mexico City, where she still resides today. She has had a consecrated life for more than 30 years. She is currently a member of a community called María Madre del Amor which is dedicated to evangelization through Emmaus retreats in parishes and prisons and Sicar retreats for young people.
Si hay algo que afecta nuestra vida es vivir en medio del desorden. Lastimosamente muchos de nosotros somos desordenados y ese desorden lo trasladamos a donde quiera que vayamos; es decir, tenemos desorden en nuestra casa, en nuestro lugar de trabajo, en nuestras habitaciones, y, por supuesto, tenemos desorden en nuestra vida, en nuestra mente y en nuestro corazón. El desorden en que muchos vivimos produce en nosotros stress, ansiedad, obesidad, y nos hace personas que no podemos tomar decisiones, sino que las vamos postergando siempre para después.
Debemos proponernos tener una vida ordenada; un cristiano debería de procurar ya no vivir una vida llena de desórdenes, pues nuestro Dios es un Dios de orden. La misma palabra cosmos viene del griego y significa orden. Todo lo que Dios ha creado lo ha hecho con un orden perfecto. Los mismos mandamientos nos fueron dados, no para fastidiarnos y controlar nuestras vidas, sino porque Dios es Padre, y sabe lo que necesitamos para llevar una vida ordenada y en paz. El mismo San Agustín definía la paz como la tranquilidad dada por el orden.
Quizás muchos de nosotros cuando pensamos en comenzar a poner en orden nuestra vida nos sentimos atemorizados por todo lo que eso puede implicar; nos imaginamos en lo mucho que nos costará, o en cuán grande es el desorden que tenemos en la vida que es imposible lograrlo. Dicho orden no se puede conseguir de un golpe, pero sí podemos comenzar poco a poco, paso a paso, sin dar marcha atrás.
Podríamos empezar por poner en orden nuestras prioridades. Por ejemplo:
- Mi tiempo con Dios
- Mi tiempo con mi familia
- Mi salud
- Mi trabajo
Posteriormente, debo hacer una lista de aquellas cosas que debería soltar, porque son un obstáculo para una ordenada vida interior: una mala amistad, un vicio, un pecado recurrente, un apego a algo o alguien, un rencor.
Por último, debo hacer una lista de aquello que tengo que hacer lo antes posible, a fin de empezar esa nueva vida ordenada: puede ser acercarme al sacramento de la confesión, perdonar o pedir perdón a alguien, seguir un horario más o menos fijo en mi vida diaria, y que vaya conforme a mi lista de prioridades.
Esta Cuaresma podría ser una excelente oportunidad para comenzar a poner las cosas en orden, y llevar una vida en paz.