Disipando la Oscuridad
Aunque he asistido a la Vigilia Pascual durante años, la de este año me pareció particularmente conmovedora. Esto se debe a que para la próxima Pascua ya seré ordenado sacerdote católico. A lo largo del drama del Triduo, que alcanza su clímax en la Vigilia Pascual, me encontré agradeciendo a Dios por el don del sacerdocio. Es abrumador pensar que en menos de un mes Él me otorgará este regalo increíble; a mí, un pecador indigno. El sacerdote tiene el privilegio de presenciar la sed insaciable de Cristo por cada alma. De hecho, el sacerdote observa cómo se desarrolla el drama de la historia de la salvación en la vida de su pueblo. A la luz del Cirio Pascual, comparto algunas reflexiones sobre este privilegio increíble.
Después de tallar el Cirio Pascual, el sacerdote, finalmente encendiéndolo, declara: “Que la luz de Cristo resucitando en gloria disipe las tinieblas de nuestros corazones y mentes”. Luego, el sacerdote levanta la vela encendida y conduce a su gente a la iglesia oscura.
De este gesto podemos aprender mucho sobre Jesús y su sacerdocio sagrado. Para empezar, está claro que todos experimentamos la oscuridad. A veces, esta oscuridad puede ser abrumadora. Cristo, como luz del mundo, es el único que puede vencer estas tinieblas. Por eso, debemos agradecerle que nos haya dado sacerdotes para sacarnos de las tinieblas a su luz admirable.
Tenemos que tener en cuesta que la celebración de la Vigilia Pascual le pide solo al sacerdote que encienda el cirio pascual. Después de encender el cirio pascual y guiarlos a través de la iglesia oscura, comparte la luz con el resto de las personas. En otras palabras, Jesús le encarga al sacerdote que distribuya su luz al mundo.
Solo el sacerdote puede decir las palabras que nos liberan del pecado, que es la fuente de nuestra oscuridad. “Te absuelvo de tus pecados…. El Señor te ha librado de tus pecados, vete en paz”. Sólo el sacerdote puede pronunciar las palabras que hacen verdadera y sustancialmente presente a Jesús, en cuerpo, sangre, alma y divinidad, en todos los tabernáculos del mundo. En una frase, sólo el sacerdote trae la luz del mundo entre nosotros. Finalmente, solo el sacerdote puede preparar a un alma para encontrarse con Dios antes de morir.
Como demuestra el comienzo de la Vigilia Pascual, sin mencionar la experiencia del antiguo Israel, junto con nuestra propia experiencia; sin Cristo estamos atrapados en la oscuridad. Sin sus sacerdotes, los que Él consagró para difundir su luz a cada alma, estamos atrapados en la misma oscuridad.
Por eso, no es casualidad que a San Pablo y al Papa Benedicto XVI les gustara describir al sacerdote como un ministro de la alegría. Para Benedicto XVI, el sacerdote existe para hacernos aptos para la amistad con Dios. De esta amistad brota la luz y la alegría de Cristo resucitado. En este tiempo pascual, guiados por la luz del cirio pascual, sepamos que en todos los tiempos y en todos los lugares, Jesús llama a los hombres a convertirse en ministros de la alegría. Que la alegría de Cristo resucitado inspire a muchos hombres a abrazar la gracia de la vocación sacerdotal. Después de todo, son los sacerdotes a quienes Cristo usa para “disipar las tinieblas de nuestros corazones y mentes”.
Peter grew up in Lexington, Massachusetts with his two sisters and three brothers. In his free time, He enjoy playing and watching sports. he also enjoys hiking, skiing, and reading. He first heard the call to the priesthood shortly after graduating college and was ordained a priest on May 20th, 2024.