Construyendo el Reino
Jesús les dijo, “El que no está contra nosotros, por nosotros está” (Marcos 9:40)
Mantengo esas palabras muy presentes en mi mente cuando hago mi trabajo de ministerio pastoral. Me recuerdan que no tengo que estar de acuerdo con todo lo que una organización diga o haga para poder “amarlos” como Jesús nos enseñó.
Aunque a traves de mi trabajo, me encuentro marchando en paralelo con muchas organizaciones prestigiosas católicas como Catholic Charities, St. Vincent de Paul y Build the Faith, también estoy involucrado con agencias no católicas como grupos ambientalistas, organizaciones contra la pena de muerte, y entidades sin ánimo de lucro que apoyan a las víctimas de violencia doméstica. Mi ministerio obviamente no es un trabajo de 9am a 5pm, y por eso veo mi tiempo apoyando a estas organizaciones como parte de mi rol de líder de parroquia. Es importante que me identifique como un ministro católico en todos mis encuentros y que siga el consejo de Jesús sobre aceptar a otros que están haciendo buenas obras, aunque no sean parte de nuestra comunidad de fe.
Las siguientes preguntas han surgido desde el segundo Concilio Vaticano: Debería ser la parroquia una “iglesia pública”, es decir, una participante activa en la sociedad circundante? o debería ser una comunidad profética apartada de la cultura contemporánea, ofreciendo una visión alternativa y una forma de vida distintiva? Dicho de otra manera: Debería la Iglesia dialogar con el mundo o sólo proclamar Cristo a éste? Claramente ambos son posibles. El Cardenal Suhard, Arzobispo de Paris, escribió en los 1940s: “Ser un testigo no consiste de involucrarse en propaganda o agitar a la gente, sino en existir como un misterio viviente. Significa vivir de tal manera que nuestras vidas no tendrían sentido si Dios no existiera”.
Entonces, cómo aplicamos las palabras de Jesús y la intención de la Iglesia de involucrarse en el gozo y esperanza, sufrimiento y angustia de hombres y mujeres? En casi todos los eventos organizados por la Iglesia comenzamos con una oración. Al comienzo de las reuniones comunitarias de REACH para víctimas de violencia doméstica, se espera que los participantes compartan que pronombre de género prefieren. Aunque busquemos nuestras metas de maneras diferentes, trabajar amorosamente al lado de personas con fe diferente a la nuestra, o sin fe alguna, es parte de la experiencia de los católicos en el mundo. De manera similar, los ministros de la Iglesia pueden acomodar otros puntos de vista para apoyar el diálogo continuo. Esta no es una dilución de nuestra fe católica; en cambio, es una oportunidad de compartirnos a nosotros mismos y nuestros dones como personas de fe. No es necesario que yo esté de acuerdo con toda persona en todo tema cuando nuestra meta en las reuniones de REACH es acabar con la violencia doméstica. Después de todo, muchos cristianos católicos se asocian con los Elks o los Clubes Rotarios, o apoyan en las escuelas las asociaciones de padres y profesores, porque quieren mejorar sus comunidades y el mundo. Tal vez no usen el lenguaje “Reino de Dios” pero si su crianza y visión del mundo católicas informan sus tomas de decisiones, entonces por supuesto están involucrados en construir el Reino de Dios. Las organizaciones católicas hacen un trabajo tremendo y merecen nuestro apoyo. También hay grupos fuera de la Iglesia que son similarmente exitosos en sus áreas de interés específicas. Cuando estas áreas de interés se alinean con el foco de la Iglesia en justicia y paz, podemos ser testigos auténticos de la misión de la organización y la misión de Cristo.
Colm Is a Deacon in the Archdiocese of Boston and a prison Chaplain. He and his wife Julie have 4 adult children and 2 grandchildren. His Catholic faith has always been a central part of his family and work life and is a source of endless joy.