Conocer al amigo
En Cuaresma Jesús quiere acercarse a nosotros. Nos llama a su reino, a contemplar su manera de ser y a seguirlo. En este tiempo tomamos conciencia que somos llamados por Dios, invitados a conocer más de cerca a su hijo, Jesús.
Estudiando la espiritualidad de San Ignacio de Loyola he aprendido que todos tenemos batallas internas que luchar, sobre todo las de los malos deseos y tentaciones. Ignacio decía que solo podíamos elegir entre dos banderas, la del bien y la del mal. Estamos llamados a esa lucha, especialmente en la cuaresma, donde nos enfrentamos a nuestros vicios y malas costumbres acumulados durante el año.
Para Ignacio Jesús es un Dios poderoso que también es débil, vulnerable. Jesús es un hombre que aprende a ser hombre, crece, camina, trabaja con su padre, se pregunta sobre su vocación. Pasa por una vida y desarrollo plenamente humano, como todos nosotros.
Jesús también consuela a sus amigos, en sus penas es muy compasivo, es un hombre muy cercano a los que sufren. Soporta el conflicto, es débil y necesitado, busca compasión en su pasión y muerte. En la encarnación Dios se hace hombre para tomar el sufrimiento de la humanidad. Jesús nace pobre para compartir el sufrimiento de los pobres. En su vida oculta, Jesús escapa a la violencia como tantos refugiados e inmigrantes hoy. Por estar con los marginados e identificarse con los pobres acepta el desprecio de los poderosos.
Sumando todo esto nos impacta que con Jesús podemos tener una amistad mutua. El amor de Jesús consiste en comunicación de las dos partes. Cada persona da y recibe. Jesús nos hace sus compañeros, se rebaja a nuestro nivel, El Dios creador quiere ser como nosotros y quiere recibir de nuestros temores, ansiedades, dudas.
Cuando Jesús muere en la cruz, muere como mi amigo. En estos días de la cuaresma nos unimos a su sufrimiento, entonces estamos de luto por nuestro hermano, por nuestro amigo asesinado injustamente. Lo hemos visto nacer en navidad, lo seguimos en su vida, lo vimos crecer, enseñar, reír, lo vimos trabajar y sufrir. El nos mira, nos sonríe, pronuncia nuestro nombre, camina con nosotros. Está siempre presente. ¿Será que me he enamorado de Jesús? Sí, loca y perdidamente. Jesús es mi amigo en quien pongo mi confianza. Esto es lo que Ignacio descubrió y es la gracia que quiere que recibamos cuando nos acercamos a El por medio de la oración, del sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía. Jesús es un Dios humano, vivo, presente.
¿Cómo veo a Jesús? ¿Quién es El para mí, y quién soy yo para Jesús? ¿Cuido esta relación, trato de conocerlo y acercarme más a El? Estos días de Cuaresma son para eso, para conocer más quien soy y para conocer más a este amigo que se presenta sufriendo, crucificado por nuestros pecados.
No tengamos miedo de acercarnos a Jesús, abatido, sufriendo, mal herido, porque ese sufrimiento es para darnos vida, para salvarnos y darnos la eternidad. Todos cargamos culpas, tenemos defectos, y nos alejamos, pero Jesús se está fijando en cada uno de nosotros, así como somos, y quiere en estos días ser el centro de nuestras actividades y de nuestros pensamientos. El se comunica de corazón a corazón.
Que en esta Cuaresma conozcamos más a Jesús, su modo de ser, y que junto a su madre nos sintamos seguros que está con nosotros, que es nuestro amigo, camina a nuestro lado.
Paula Gómez Victorica was born in Buenos Aires, Argentina. She was a contemplative nun of the Order of St. Benedict for 20 years. She has lived in Massachusetts since 2001. Paula is a Certified Spiritual Director. She is now studying for a Post-Master’s Certificate in Ignatian Spirituality at the Clough School of Theology and Ministry at Boston College. She currently teaches Biblical Spirituality in asynchronous online courses at the same School. She serves as Director of the Faith Formation Program at St. Ignatius Parish, Chestnut Hill, MA, and also coordinates the Hispanic Community.